sábado, 8 de octubre de 2011

El Tratado de Libre Confrontación: cuatro años de mitos...

Ayer 7 de octubre se cumplieron cuadro años desde que una histórica votación, manipulada fuertemente por los medios de comunicación, principalmente el Grupo Nación, decidió la aprobación de un TLC con EE.UU. Esta memoria ha generado de nuevo controversia y confrontación, después de aquel episodio en que Costa Rica se polarizó como nunca antes en la historia, excepto quizás por el 48.

¿Recuerda usted aquel titular vulgarmente maniqueo del periódico Al Día que decía, el mismo 7 de octubre, violando toda tregua, algo así como: "Estancarse o avanzar: usted decide". Nunca lo olvidaré, desde ese día no compro un periódico de ese grupo.

Muchos, miles, votaron por el SI bajo amenaza de perder sus empleos. La Atlas y Sardimar anunciaron a sus empleados que de no aprobarse el TLC podrían perderlos. Unos meses después de aprobado el TLC, la Atlas fue vendida a la MABE mexicana, ya no era tica. Sardimar ahora la ve fea con el atún importado de España. Siguieron ingresando los call centers y nada cambió, la misma inversión que venía dándose, se siguió dando.

El diputado Francisco Chacón dice ahora que se mejoró el empleo, ¿en qué país vive este señor, es que acaso no conoce las estadísticas de desempleo del país y como se han mantenido en los 4 años posteriores? Helio Fallas, sin embargo, calla semejante presunción, cuando indica que a pesar de la crisis, las expectativas que se habían dado con el TLC no se han cumplido ni se hubieran cumplido. La verdad es que el empleo prometido nunca se dio y, como todos sabíamos, eso era una mentira publicitaria.

Mariano Figueres se descarga y sin recato alguno dice que el daño hecho al país por el TLC no puede quedar impune. Afirma con rudeza: "la triste anécdota de Oscar Arias en el Parque Industrial de Cartago, ofreciendo carros y motos, se hizo famosa, y a mí me parece que es una frase digna, únicamente de un borracho charlatán".

La gente percibe que nada ha cambiado con el TLC, excepto que ahora se debe trabajar más, es más duro poder salir adelante y los empleos prometidos fueron una farsa. A la gente se le oye decir que más bien ahora se sienten menos seguros, que no se sienten protegidos jurídica y laboralmente. Algunas grandes empresas hicieron su agosto, pero a la gente, bueno, a la gente le quedó el atolillo con el dedo, como siempre, y a muchos un gran arrepentimiento que les durará unos cuantos años más. Y ese arrepentimiento no lo dirán, por orgullo propio, pero se lo llevarán consigo donde vayan; mientras la gente del NO sigue tranquila, satisfecha, con ese sentimiento del deber cumplido.

No obstante, el TLC tampoco ha logrado vencernos, como dijimos los del NO. Tampoco el TLC fue el monstruo de mil cabezas que iba a desmembrar a la pequeña y mediana empresa, ese proceso ya venía dándose desde antes y continuó después, naturalmente, sin acelerarse como presumíamos. Es cierto que el TLC vino a maltratar sensiblemente el agro, que generó condiciones competitivas en perjuicio de la seguridad jurídica y laboral de los costarricenses, que ha beneficiado solamente a los grandes, pero mucho de lo que ha sucedido después del TLC ya venía gestándose con anterioridad a su aprobación.

Ahora bien, recordemos que el TLC tenía períodos para ir desprotegiendo a nuestros productores, en algunos bienes y servicios aún no se pueden ver lo efectos, porque los aranceles de importación aún aplican. Aún muchas de las consecuencias del TLC están por verse, ya sean positivas o negativas.

Hoy, cuatro años después, el TLC es solamente un fantasma, el recuento de una gran colección de mitos que se tejieron, a favor y en contra, pero que nos llenaron de mentira y prejuicio. El único problema es que seguimos sin aprender la lección. Como decía una imagen en Facebook: "Un pueblo que pide más policías es porque no escuchó a sus maestros".
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