sábado, 25 de agosto de 2012

Una feria del libro que alienta a pesar de...

Don Alfonso Chase dijo que no es una feria de verdad, pero ahí está, que vayamos. Fue el primer comentario que leí planteando la verdad detrás de nuestra querida feria librera.

Inició el viernes la XIII Feria Internacional del Libro con mucho entusiasmo. Sin duda el tema afrocaribeño le ha puesto un sabor diferente a este encuentro de amantes de los libros, y curiosos. Este viernes la asistencia fue prometedora, al parecer también las compras, y a pesar de estar en la cuesta de agosto. Eso habla bien de la alegría con que nos hemos tomado la actividad.

Pareciera que todo es a pesar de... pero sí, a pesar de que solo poco más de hace medio año, en noviembre de 2011, tuvimos la feria y de que este año no hubiese país invitado (alguien dijo que el país invitado este año fue Limón, con ironía y fineza crítica), la feria revela algo más: el libro está teniendo aires aventureros en el país.

Nuestra feria es deficiente, no podemos negarlo. A pesar de que (seguimos) los libreros no están aportando más que lo mismo de siempre, son las editoriales y las nuevas tentativas que se ofrecen, quienes dinamizan este año el evento. Eso revela además que el mercado librero está dinámico, activo y luchando contra todo: el fotocopiado, las transnacionales y sus best sellers, el libro electrónico y la carencia de una cultura lectora en nuestro país; ya lo dejó claro la Encuesta Nacional de Cultura recientemente.

A pesar de que no tenemos escritores invitados de Centroamérica e Hispanoamérica, como en otros años, han sido Derek Walcott -con su seca presencia y los prejuicios nuestros con el idioma- y los escritores afrodescendientes, quienes han matizado esta feria: la diferencia y el encanto ha nacido desde ahí.

A pesar del poco tiempo para planear algo mejor, esta Feria le ha dado al país este año un nuevo empuje para aventurarse y creer que se puede hacer mejor. A pesar de que no hay fecha fija que posicione nuestra feria en el circuito hispanoamericano, que funcione con el principio físico de la inercia y que el Ministerio se acerque tímidamente al encuentro de la máxima fiesta del libro costarricense -por el momento-, nuestra feria sigue siendo promovida por los medios, principalmente los culturales, quienes con pasión más que interés, se emocionan cada vez que ella se acerca y fluye. Alguien dijo que si La Nación publicaba bonito sobre la FILCR a ella le iba a bien, quizás eso sea muy pretencioso y excluya injustamente a todos los demás medios que hablan de la feria (televisión, radio e Internet incluidos), pero al menos este año ese medio hizo una nota alentadora, no tan crítica como la del año anterior. Por ahí la cosa empezó bien.

Y vamos a estar en la Feria, vamos a apoyarla y asistir, pero que sepan que estamos observando, que exigimos una mejor feria, que Costa Rica merece algo mejor, no solamente la feria de saldo libreros de cada año. De lo contrario, quizás sea mejor cederla al Ministerio de Cultura o compartirla con otros interesados. Sé de varios deseos por hacer una feria alternativa a la de la Cámara del Libro...

También esperamos que, a partir de nuestra identidad ferial, se escuchen las enseñanzas que trajo la directora de la gran Feria Internacional de Guadalajara, y que el próximo año -con tiempo y el concurso de los sectores- podamos fascinarnos como debe ser, y no decepcionarnos terriblemente. Que la feria sea un concepto exitoso por sí misma, no por el aporte valioso de sus participantes, como ha venido sucediendo en los últimos años.

Por lo pronto, nos vemos en la Feria, el espacio de encuentro para esta semana que viene.

Los detalles e información detallada sobre la feria en este enlace

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