jueves, 14 de julio de 2011

Lo que sucede en la CCSS es el reflejo de nuestra sociedad

Lo primero que se dirá de la crisis de la CCSS es que no se podía esperar otra cosa si sabemos que esta institución ha sido la caja chica del Estado. ¿Pero de cuál Estado? Porque la moda estadística es siempre culpar al Estado, culpar al gobierno, culpar a los demás.

Ahora bien, algunos dirán: ¿para qué buscar culpas o culpables? Ese es el tipo cordial y noble, el que prefiere enfocarse en las soluciones, en lo positivo. Y es cierto, en muchas situaciones humanas lo propositivo, a tenor de ser positivo, es mejor. Pero no es éste el caso, porque toda solución de este problema pasa por los culpables, por quienes han venido hundiendo a la entidad de todos los ticos.

Podríamos pensar, si Laura Chinchilla y sus asesores son ingeniosos, que el anuncio realizado por ella esta noche en el que acepta a crisis, es el precedente de un "plan de corrección" que ya tendrá pensado, ¿o será al estilo Figueres cuando ahogaron el Banco Anglo, es decir, improvisando y corriendo?

Nos haremos muchas preguntas, haremos muchos cuestionamientos y haremos lo mejor que hacemos: berrear, pero esta vez, sí tenemos una razón de peso para salir a defender lo nuestro. La CCSS es una entidad envidiada por el MUNDO, es un éxito de seguridad social que deberían seguir TODOS los países, así como la eliminación del ejército; bien lo dijo a quien recientemente tenemos en la retina: Facundo Cabral. Por eso, así como a los asesinos de Cabral, tenemos que encontrar y enjuiciar a los culpables de esta debacle -porque tener a la CCSS es una y de las más grandes de los últimos tiempos en Costa Rica- y ponerlos a pagar lo que les corresponde.

Yo tengo mis culpables: los gobiernos del PLN y el PUSC que la han usado para solventar miles de gastos de gobierno -muchos de lujo, intrascendentes y escasos de austeridad que ya conocemos, como viajes-, y que NO le han pagado. El gobierno central ha llegado a adeudar a la CCSS 431 mil millones de colones, que se suman a los 180 mil millones que deben patronos morosos, incluyendo equipos de fútbol, partidos políticos (PUSC) y empresas de todo tipo. Y la CCSS proyecta un déficil de unos 92 mil millones para este año. Ustedes saquen sus conclusiones. Durante décadas estos partidos han ido serruchando el piso a la CCSS, normalmente por pésima planificación y una aún más mala administración de Hacienda.

Mis otros culpables son los corruptos, que no solamente son los políticos. En Costa Rica, nos guste o no, la mayor cantidad de corruptos están entre nosotros, y somos nosotros mismos, por eso andamos siempre culpando a los gobiernos y a "la política"; claro, los entes abstractos no se defienden, ni se enojan. Y en este rubro empiezo por una buena parte de los médicos costarricenses, cuya ética está en crisis desde hace unos años para acá, en la que la medicina se convirtió en una profesión para ambiciosos, una profesión de riqueza, NO de servicio. Solo basta recordar que los biombos siguen dándose en los hospitales de la CCSS y, tanto usted como yo, conocemos de algún caso cercano. Los casos de corrupción van desde médicos incapacitados en la clínica, pero ejerciendo en su consultorio particular, hasta el uso de recursos del Estado cobrando por aparte; o bien, el más usual: llevarse a los enfermos de la Caja a la consulta privada. Ya sabemos que una parte de ellos nos atiende mal porque saben que terminaremos pagando en algún consultorio particular de algún colega, tácitamente el trato está clarísimo. Recordemos además que los médicos no tienen dedicación exclusiva como sí la tienen todos los demás funcionarios del Estado, y que los médicos ya han paralizado los hospitales pidiendo privilegios; es decir, salarios de lujo. Quieren que nuestro hospitales tengan decenas de gerentes...

A los médicos le sumamos los costarricenses que acudimos al tráfico de influencias, a la complicidad del biombo y de la práctica generalizada de los nicaragüenses de inventar males para obtener medicamentos que venden o envían a su país. Tanto unos como otros ayudan a destruir lo que les ayuda.

Y esta situación se da una época de Costa Rica donde tenemos años de vivir en crisis, porque el modelo neoliberal las acrecienta porque les beneficia, o porque el mismo modelo de la ambición y la competencia ingente las han causado adrede. La CCSS, como el ICE, como el INS, entre otros, viven en constante peligro, sobre todo en las altas jefaturas políticas, que provienen de partidos comprometidos con el capital, la ambición y la riqueza de unos pocos.

Lo que le sucede a la CCSS, nos sucede a todos como sociedad, no es más que un reflejo.
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