sábado, 2 de mayo de 2015

Tirémosle al gobierno, que nadie lo defiende

¿Se considera usted una persona con ideología progresista, de centro o centro izquierda, socialdemócrata o socialista moderada? ¿Estaba usted de acuerdo con la propuesta progresista o balanceada de este gobierno y por eso votó por él o bien lo apoyó de alguna manera? Este ensayo es para usted:

Ya sabemos que en Costa Rica el berreo no solo es idiosincrático, sino además un deporte nacional preferido. Nada nuevo en ello, lo que inquieta a la sazón de este primer año de gobierno es que no solo es evidente su mala imagen, sino además que haya perdido el control legislativo y, más me preocupa a mí, se vea un gobierno solo y desprotegido.

En Costa Rica “tirarle al gobierno, culpar al gobierno” es juerga de todos los días, vacilón del pueblo y pan caliente de los medios de prensa todos los días. Pero entonces nos sobreviene la gran pregunta: ¿quién defendió al gobierno para que pudiera sacar su agenda progresista?

El ciudadano tico berrea con demasía, berrea por todo y todo lo rebusca para dejar en mal a otros y siempre culpar a otros, pero nunca asume su parte, no quiere y no le da la gana asumirla, porque "él no es político" y solo los políticos deben asumir las responsabilidades.

Cuántos shows han montado en este año contra el gobierno basados en solo sospechas y especulaciones. Podría decir que andan por la decena en un año, y todos ellos para destruirlo, con toda la alevosía del caso: destruir al gobierno. Primero era Melvin Jiménez, ahora quién será el chivo para eso.

¿Se preguntan ustedes –entre paréntesis- si el fracaso de negociación que hubo en la Asamblea Legislativa recientemente no sería causa de la ausencia del exministro de la Presidencia Melvin Jiménez?

Volvemos a las preguntas: Y quienes coincidían con el gobierno ideológica y programáticamente, mientras tanto, qué hacían: ¿defenderlo acaso? ¿Defender sus tesis y acuerparlo en la calle cuando buscaba hacer lo que nosotros queríamos? NO, igual rebuscábamos para tirarle: "esa no es la forma, es que el gobierno no debería negociar eso o así o asá, es que el gobierno no sabe tal, es que ese proyecto no sirve, es que esa no es la forma, es que bla bla bla". ¿Acuerpamos al gobierno cuando puso leyes progresistas en sesiones extraordinarias? NO, siempre fuimos a la par de quienes le daban y daban.

Y un gobierno solo no puede, porque finalmente el gobierno no defiende nada más que sus proyectos, que son proyectos basados en nuestras necesidades.¿Defiende el gobierno chorizos propios como en gobiernos anteriores como para poder compararlo con los gobiernos de Pacheco, Arias o Chinchilla, por mencionar los más recientes? ¿Defiende acaso el gobierno los intereses de medios de comunicación y grupos de interés empresariales enriquecidos con contrataciones públicas y preferencias gubernamentales de antes? NO. Y NO, porque estábamos ocupados en el deporte de “Tírele al gobierno, si acierta tendrá un día de alabanzas en Facebook”.

Y no se trata de poner al gobierno como víctima, se trata de entender que en todo caso el gobierno trabaja para todos nosotros, sobre todo si demuestra que no es corrupto, que no tiene una agenda propia contra el pueblo.

Hablemos al contrario, ¿se puso el millón trescientos mil votantes que dieron apoyo al gobierno a defender su propuesta? Además de exigir, ¿nos acercamos a ayudar, hemos cumplido con nuestra parte al limpiar el frente de nuestras casas, al pedir facturas al comprar, al hacer trabajo voluntario para los miserables de la vida?

No, hemos sido de la masa que ha impulsado la pérdida de credibilidad del gobierno, la pérdida de buena imagen, y con ello hemos abierto de par en par las puertas para el regreso de los partidos tradicionales conservadores, con una agenda que ya no es progresista, la agenda de la homofobia, del rechazo a la fecundación in vitro y muchos temas de derechos humanos. Y ahí, en el Congreso, ya están dispuestos y bien ubicados para retomar el poder. ¿Lo vamos a permitir, el retroceso intelectual y humano hacia las posiciones anquilosadas de la religiosidad sin respeto de los seres humanos, hacia el imperio de los mejores dotados en la economía capitalista?

Decía Andrés Opphenheimer que tal vez los ticos estamos sufriendo traumas de crecimiento, “una crisis de expectativas por el hecho de que su gente está comenzando a compararse con la de los países ricos, y encuentra que no vive tan bien como otros".

Y el Presidente Luis Guillermo Solís coincide más o menos: "Creo que las sociedades se han vuelto cada vez más exigentes, y tienen derecho de serlo. Creo que se han informado mucho mejor, y que temas como la falta de transparencia en la administración pública, la corrupción y la inequidad son más apercibidas que antes", dice.

Muy bien, si los ticos estamos con una crisis de crecimiento, si somos de los países más felices del mundo según diversos organismos incluyendo las Naciones Unidas, aunque no seamos perfectos y muchos sigamos insatisfechos con nuestro nivel de vida y con la política, si es cierto que preferimos consumir el morbo mediático y lo negativo, ¿no será que los ticos tenemos entonces un problema de falsas expectativas porque pedimos más de lo que realmente aportamos? ¿No será que falta que los ticos pongamos más un poco de nuestra parte para enrumbarnos decididamente hacia el desarrollo que nos exige?


Y finalmente: ¿lo que sucede en la política no será un reflejo de lo que en realidad somos como sociedad? ¿No será que tenemos a los políticos que merecemos?

Ahora, para terminar, parafraseando la leyenda de los moros en España: "No culpemos a los demás como niños lo que no hemos sabido defender como ciudadanos adultos".
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