jueves, 3 de marzo de 2011

Dicen que tú y yo estamos locos...

Hace días vengo madurando la idea de escribirme un post recuento de lo más interesante y acertado que he escuchado sobre el destape de los Wikileaks sobre Costa Rica. Lo intentaré, con un poco de mi propia pluma.

Estos días descubrimos muchas paradojas que debemos ubicar en su espacio. Costa Rica es el país de la paradojas, ya lo había comentado hace unos meses. El grupo periodístico encabezado por La Nación -con sus diarios de segunda La teja y Al día- lidera el destape de los mundialmente famosos cables robados al gobierno estadounidense, paradójicamente siendo ellos quienes lideraron en su momento la febril defensa "intelectual" del TLC y de gobiernos liberacionistas que lo pujaban. Antes se encargaban de manipular la información (como es hábito en los grandes medios aunque digan misa de imparcialidad) para conducir voto por el SI al TLC y ahora destapan la tromba de comunicaciones que confirman la manera desleal a la patria, mal intencionada y sucia con la que actuó el gobierno de Arias Sánchez para doblegar conciencias y manipular comunidades para sus intereses y los de sus aliados comerciales. El escritor Santiago Porras decía que no todo lo de La Nación es malo, yo diría que eso es porque no les interesa. Si no tienen intereses en algo entonces hacen cosas buenas: ahora quiere destruir a los Arias y de eso no hay duda.

Los cables de Wikileaks, que algunos tratan de minimizar deliberadamente, ayudan a confirmar que hubo tráfico de influencias, que hubo manipulación y juego sucio y corrupto en temas como el TLC con EE.UU. El como la Sala IV fue jugada como una carta de negociación por los Arias ya no es asombroso, es el estilo de ellos: llamadas, manejo de influencias/presiones, torcer voluntades y quebrar a pedazos toda democracia o independencia de poderes que pudiera haber en el Estado costarricense. Incluso la Sala recomienda que corrijan problemas, adelantando criterio, para ellos no quedar tan mal; porque ya sabían cuál sería el resultado de la votación, porque ya sabía cuáles magistrados estaban a favor del TLC; contra toda consideración estricta del derecho y convirtiéndose en funcionarios políticos, además espurios. Magistrados como Paulino Solís, Virginia Calzada son de triste memoria en ese poder de la República. Si esas confirmaciones, más que revelaciones, no son importantes, entonces yo no sé qué lo es.

Además, como afirmó también Porras, hay algo de peso en estos cables y su destape: mucha gente que no lo sabía y no lo entendía ahora lo sabe y lo confirma. Mucha gente inocente que defendía a los Arias (no me refiero a los fanáticos o las chupa medias) ahora entiende su error, en silencio, en sus casas, en la intimidad de su familia o de sí mismo. Esperamos que no vuelva a cometer ese gran error de votar por un Arias y cualquier cosa que defiendan los nefastos.

Otra revelación de peso tiene que ver con el entrenamiento y transporte que dio el gobierno de la potencia del norte a la Policía tica. No es de extrañar que ahora los cuerpos policiales ticos sean tan represivos, irrespeten los derechos humanos todos los días y actúen sin el respeto y consideración de antes. Por eso ya no me extraña mucho que incluso los ticos anden diciendo en el extranjero que nosotros tenemos ejército, solo que no se llama así. Eso duele y preocupa. Los gringos vinieron a enseñar a los policías cómo reprimir manifestaciones contra el TLC, otra confirmación del juego sucio, ilegítimo y represivo que desempeñó Arias en esa jornada histórica.

Pero no se extrañe que los Arias no respeten los derechos humanos, es más, que no los entiendan y dejen de lado en cada actuación. También lo hicieron con China, negociamos con ellos, les dimos la credibilidad tica a cambio de un estadio y de abrirles las fronteras comerciales. Ya el TLC con ellos fue aprobado, ya el estadio está por inaugurarse, entre tanto miles de chinos viven en condiciones infrahumanas, sin derechos humanos, niños trabajando, mujeres vejadas, una sociedad rica pero enferma y pobre. De repente los Arias se hicieron comunistas, pero vendieron el prestigio internacional del país, que tanto le costó a los grandes del país forjar, a cambio de unas cosas. Ahora los chinos podrán decir en cada esquina del mundo que el país más pacifista y democrático de la América, les dio su adhesión de confianza. Aunque lo primero ya no viene siendo tan cierto: la paz y la democracia se quiebra como cántaros en una fosa común.

Nunca antes en la historia un gobierno había sido tan represor, tan mal intencionado y corrupto para actuar contra los grupos de presión que se le opusieran como el de Arias. Los desastres van uno a uno confirmando el gran desastre de los Arias en este país. Incluso se confirma cuando los mismos Wikileaks dejan ver que el gobierno de Arias quiso culpar al movimiento del NO al TLC con un millón de dólares del narco. Lo pensaron, además del memorando del miedo, de manipular medios, instituciones (Sala IV), de tantos atropellos que asusta haber tenido tanta razón cuando se luchó contra ellos. Todo eso nos confirma Wikileaks.

Y como dijo Marco Cañizales: "Lo sorprendente es que no nos sorprenda y que hayamos aceptado vivir en medio de la inmundicia como status quo". Los costarricenses no reaccionamos ya a nada, la gente no se manifiesta, está cansada de hacerlo y ser reprimida con todo tipo de violencias: la represión tácita y el acoso laboral en el Estado, las puertas cerradas en las instituciones del Estado, la violencia física en las marchas, las etiquetas ofensivas al estilo "chancletudos", entre muchas otras.

Quizás hace falta una gran marcha nacional por la decencia.

Por ahora solo tenemos algo claro, con esto de Wikileaks me siento como aquella frase de los locos de Chespirito que decían: "Dicen que tú y yo estamos locos". Lo estamos si seguimos viviendo en un país que se despeña aunque nadie reaccione, excepto para quitarse del camino.
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