lunes, 16 de diciembre de 2013

Televisión, redes sociales y coyuntura electoral

Conociendo el terreno de la propaganda política. Cuando hablamos de los signos externos de los partidos políticos hablamos de propaganda política, de proselitismo, no de publicidad. Sin embargo, la propaganda política es una forma de publicitar, de dar a conocer, de manejar la imagen de los candidatos.

En las últimas semanas, como en la presente, algunos partidos han empezado a recibir fondos de la deuda política adelantada –gracias a los resultados recientes de las encuestas o por inversiones propias- y eso ha permitido que empiecen a invertir más en propaganda, en la recta final del año, antes de la tregua navideña. El resultado está por verse y será hasta inicios de enero cuando las casas encuestadoras sigan aportando datos, que hasta ahora han sido confusos de una empresa a otra, principalmente a raíz del uso de metodologías diferentes.

La propaganda usualmente se basa en estudios previos, a raíz de encuestas que realizan los mismos partidos o que aportan los medios de comunicación y universidades, en otras nace por la observación fina y experimentada de los que diseñan las campañas electorales en cada partido. No obstante, hay casos en que surgen campañas desde percepciones puramente empíricas.

El anuncio televisivo. En la actualidad los anuncios televisivos, que siguen siendo los más vistos por el público, los que tienen más efecto en el votante y también los más caros, han crecido en las últimas dos semanas de diciembre. El anuncio por la televisión tiene las ventajas de que tiene mayor arraigo en las clases media y baja, así como en niveles de escolaridad bajos o medios, que representan una porción bastante alta del electorado. La televisión sigue imponiéndose con la mayoría de electores y le sigue confiriendo mayor validez a la presencia de los candidatos.

Punto muy importante del anuncio televisivo es que tiene un efecto de mayor credibilidad en el espectador. Si es visto en redes o Internet el anuncio pasa por ser valorado como un intento, pero si luego aparece en televisión eso le confiere una suerte de “bendición” que lo sostiene como una imagen con mayor alcance, con más credibilidad.

Las redes sociales están haciendo su trabajo. No obstante, en estas elecciones costarricenses el fenómeno de las redes sociales ha incursionado con mayor fuerza y desde ellos se han beneficiado candidatos, como es el más evidente de todos: José María Villalta, quien sin gastar dinero en televisión ha obtenido un apoyo electoral que ronda el 20% de los decididos a votar. En Estados Unidos ya se conoce también el caso de Obama, quien desde redes sociales y la Internet logró estructurar su campaña y conseguir apoyos significativos para ganar las elecciones.

De regreso en Costa Rica, en las redes sociales también han tratado de conseguir apoyos algunos otros candidatos, como es el caso de la campaña pagada por Facebook del PAC y su nuevo candidato Luis Guillermo Solís, cuando empezó tratando de darse a conocer con video difundidos desde la red Youtube y mediante el Facebook y Twitter. Luego fue Sergio Mena del PNG, José Miguel Corrales de Patria Nueva y otros partidos pequeños quienes también intentaron atraer huestes a su causa. También el Movimiento Libertario lo intentó, pero luego se volcó del todo a los medios tradicionales, como la televisión.

El PUSC, por su parte, y por causa de la renuncia del Dr. Hernández, entró tarde a la campaña en serio con Piza.

De lo observado en la propuesta televisiva hasta hoy tenemos varias conclusiones interesantes:

1.      La inversión televisiva es la más onerosa financieramente hablando y por eso usualmente los partidos la dejan para el final, de tal manera que es hasta diciembre cuando empiezan a verse, en serio, los primeros anuncios. Pareciera, eso sí, que un poco tarde. La excepción a este caso ha sido la millonaria inversión del Movimiento Libertario de Otto Guevara que, por cuarta vez consecutiva, busca la Presidencia.

2.      El Movimiento Libertario y el Partido Liberación Nacional son quienes más han invertido en pauta televisiva, intentando convencer nuevos electores. El ML ha mantenido una seguidilla de anuncios que le han granjeado frutos como para mantenerse peleando entre el segundo y tercer lugar de las preferencias del público hasta el momento. Lo de Guevara se infiere por ser, junto con Araya, el político más conocido en el medio y quien se hace más visible, pero no necesariamente por su propuesta política.

3.      Asimismo, de Guevara podemos decir que su propuesta televisiva es de alto contenido populista y demagógico, buscando lograr el apoyo de los jóvenes y con un ataque frontal al gobierno y Araya como candidato oficialista. Este tipo de anuncios efectistas, con ataque, suele ganar adeptos en sectores incautos y de baja escolaridad en la población. Asimismo, su planteamiento televisivo busca encantar a los jóvenes con anuncios que los identifiquen, más al estilo de la venta de un producto, que de un candidato. Guevara confía en ese efectismo, pero como veremos más adelante, Costa Rica tiene un votante más meditabundo que decide al final y no precisamente asociado en frases populistas y mensajes sensacionalistas al estilo del político tradicional.

4.      El PLN con Araya empezó, por exceso de confianza, tarde la campaña televisiva. La campaña arayista ha cosechado una serie de desaciertos que incluye ocultar al candidato ante los medios, ante los debates e incluso en la propaganda y contacto con la gente, partiendo de una equívoca visión del que el PLN todo lo tiene ya estructurado y logrado en las comunidades. Es un hecho que su campaña inicial “Contráteme” fue un fracaso y no es raro que hayan cambiado. El mayor peligro para Araya es su techo, las encuestas de Unimer dan porcentajes muy altos de gente que “nunca votaría por el PLN”. Este candidato debe aparecer en un plano de realidad, destacar los logros en la Municipalidad (apoyo a la cultura, iniciativas admiradas e imitadas por otros municipios, regulación del tránsito a favor de los peatones, liderazgos y otros), pero más bien pareciera que ellos mismos no se los creen. Decir “la municipalidad de San José ha llevado la iniciativa y ha sido imitada en el país” implica liderazgo, por ejemplo.

5.      Con Araya todo puede revertirse en respuestas fáciles, a partir de los más de 20 años al frente de la Municipalidad de San José: “Contráteme”. La respuesta: “No gracias, no veo en San José desarrollo alguno” o “No pudo hacer nada en 20 años, menos en 4 años”. Otro caso más reciente: “En Costa Rica se necesitan más hechos y menos palabras”. La respuesta: “Es cierto, ¿dónde están los hechos de 20 años de labor?” A su campaña le hace falta ingenio para incorporar elementos nuevos, frases acertadas y darle continuidad a la obra municipal. Sin embargo, está recogiendo los aires del liberacionismo histórico, la pasión por la bandera verdiblanca y algunos lugares comunes del votante “perico tradicional”. Asimismo, su campaña se ha enfocado, discretamente, a atacar los extremos –principalmente al villaltismo- y posicionarse como centro, aunque el electorado no ingenuo sabe que el PLN actual es derecha con tendencias neoliberales y sus propuestas así lo han dejado en evidencia, principalmente en los últimos gobiernos, muy a pesar de la retórica y del discurso demagógico.

6.      De lo observado en la televisión y en redes sociales, mientras el ML ataca al PLN, este ataca al FA, mientras el FA se sacude de los ataques y los devuelve al PLN. El PLN y el FA se ven en la recta final, ambos desestiman la capacidad del ML para crecer más. Asimismo, los tres se ven en la recta final y desestiman a Solís y Piza, quienes hacen su campaña solos, dándose a conocer con su propuesta. Como están las cosas, las presunciones pueden conducir a error. Solís podría meterse entre los tres de adelante, Araya podría quedar de tercero y Guevara incluso podría ganar, al igual que Villalta. Las encuestas dicen que las diferencias entre ellos en realidad son mínimas. Por ejemplo, el 5,5% de Solís no está lejos del 11,8% de Guevara en la última encuesta del CIEP.

7.      En octubre, José María Villalta había intentado un spot propagandístico realizado gratuitamente por el cineasta Hernán Jiménez, que logró dar a conocer al candidato con frases populares y una presencia sencilla y fresca, como un candidato “sin rabo que le majen”. Desde ese entonces, las redes sociales y las giras en comunidades fueron el frente de campaña de Villalta, quien ahora vuelve por sus fueros con una seguidilla de anuncios televisivos en respuesta a lo que en el Frente Amplio consideran una nueva campaña del miedo, a raíz varios ataques al “rabo del partido”, como su línea comunista o socialista, su candidato a diputado con precedente de violencia doméstica y la juventud y falta de experiencia de su candidato. (El partido se ha alejado de su línea socialista, aunque algunos de sus miembros siguen planteando temas que los asocian al socialismo democrático latinoamericano, como es el caso de Dagmar Facio y su encanto manifestado por la obra de Chávez en Venezuela. El caso del diputado Arguedas –quien solamente fue denunciado, sin prueba ni resolución en su contra alguna- es obra del mismo feminismo radical que ha alimentado al Frente Amplio, lo que dejó en entredicho cuáles son las verdaderas prioridades de algunos dentro del partido. Ante estos hechos, Villalta le pidió la renuncia a Arguedas por violar los estatutos del partido). Así las cosas, los anuncios intentan invertir estos ataques, incluso impulsados en redes sociales, por medio de un “No le tenga miedo al cambio en…, más bien téngale miedo a los mismos de siempre que han…” El tono suave de Villalta y el cierre “Sí hay por quien votar” podrían estar cosechando sus frutos. Más que una campaña de ataque, es una campaña de defensa que trata de convencer, eso es positivo en términos del votante que gusta de razones para votar, pero no del populista que espera frases contundentes del tipo “Guevara dice no a más impuestos”. Villalta sigue, pretendidamente o no, cosechando los votos históricos del PAC y reforzándose con ellos, como lo hizo el PAC en elecciones anteriores.

8.      Piza y el PUSC, después del descalabro con el Dr. Hernández, tardaron en recuperarse y fue hasta diciembre, con un anuncio de corte tradicional –el candidato frente a una cámara con un fondo de biblioteca-, que lograron reaparecer. Piza se muestra como un candidato serio, que quiere gobernar en serio, sin embargo, puede resultar contraproducente su posición en tiempos de diciembre y Navidad, donde la gente se distiende y mejor se carga de ilusión y descanso. El anuncio posiblemente obtenga algunos adeptos entre quienes, descreídos de la política y de votar, quieran ayudar a un señor serio. Sin embargo, la falta de planificación y el empirismo en su campaña, por falta de tiempo, son evidentes y es difícil que supere el techo del 5% de “mariachis colorados” con que cuenta.

9.      En el PAC, con Luis Guillermo Solís, la cosa está muy dura, porque su propuesta y sus anuncios van muy a la par de Villalta, sin el efecto populista del candidato frenteamplista. El PAC no ataca al FA, ni lo contrario, aunque sus más fanáticos seguidores sí. Hoy se sabe, por ejemplo, que los ataques al candidato a diputado Arguedas salieron del mismo FA (el sindicalista contrario Chaves del ICE) y de un ala feminista del PAC. Solís se ha enfocado en darse a conocer, con un anuncio escueto en octubre, en el que atacó al PLN de entrada, pero no ha logrado superar el 5%-9% que ha venido cosechando desde entonces. El PAC también carga lastre como partido, difícil de resquebrajar en la carrera a febrero. En diciembre, la agrupación está tirando un anuncio en el que incorpora a las figuras conocidas, como Ottón Solís, Epsy Campbell, Helio Fallas, Henry Mora, entre otros, dándole énfasis a su programa y equipo de gobierno. Empero, ¿atiende Costa Rica a este tipo de anuncios de ideas donde el programa y el equipo convencen? Es un dilema. Pero es claro que el PAC sí está cosechando, lo que no se sabe es si será suficiente para pelear en la recta de enero. El mayor peligro para el PAC en esta oportunidad es que, en la recta final, sus votantes se decanten finalmente por Villalta “porque él sí tiene posibilidades de ganar” (el mito “no desperdicie su voto”). En estas circunstancias, un buen porcentaje de votantes PAC podrían quebrar su voto o entregarlo entero, habrá que ver entonces cuáles serán las estrategias a emplear entre ambos cuerpos de campaña. (Sobre este tema escribíhace un rato este ensayo). Pero si el PAC crece, el panorama será distinto.

10.  En el pasado, los anuncios televisivos de corte populista y demagógicos son los que ganaban elecciones, no los que proponen. Parte del éxito de Villalta actualmente es su presencia joven, nueva y popular, es un candidato que convence a partir de criterios populares: defensa de la CCSS, de la ecología, de la mujer, de los adultos mayores, entre otros criterios que son de recibo por la mayoría de los costarricenses. No por populares son menos válidos. En el presente, el anuncio propositivo también tiene pegue entre una masa de votantes creciente que piensa más el voto y “analiza” su elección; sin embargo, para el PAC y el FA este grupo es un nicho que deben ganar entre ellos principalmente, lo que le pone techo a sus aspiraciones de crecer. Así las cosas, el PAC la tiene difícil, porque además de arrastrar el 4to lugar durante meses, se resiste a spots televisivos con más “punch”, es decir, a impactar y tocarle el hombro a un grupo más amplio de gente que no sabe leer programas de gobierno ni confía cuando le dicen que tienen el mejor equipo, cuando ese equipo lo conforman desconocidos para ellos. Se ha dicho que históricamente el PAC crece al final, pero en la realidad no es el PAC, es el votante que ha sido educado por el PAC, que vota hacia el final, y que no le es leal al partido; ese votante que ahora mayoritariamente se está decantando por Villalta. Es el votante que en diciembre consultará la almohada y decidirá entre Villalta y Solís, más a la izquierda o más al centro, más popular o más preparado, más joven o más experimentado. Es posible que ambos crezcan, pero el PAC necesita más apoyo y variedad en anuncios televisivos, con más impacto en el segmento popular.

11.  Entonces, ¿qué es más cierto: el efectismo de Araya o la propuesta de Solís, el populismo de Guevara o las razones de Villalta? Creo que eso está por estudiarse, pero en las condiciones actuales dejan un espacio para un término medio: “Tenemos el mejor programa, pero también al candidato más equilibrado”; “Queremos servirle a usted, no a unos cuantos corruptos del país”; “Estamos en esta lucha para terminar con la piñata de los ladrones de su dinero y para poner a avanzar el nuevo tren hacia el desarrollo para todos y todas”; “Costa Rica tiene dinero, pero debemos distribuirlo en muchas manos, pero eso solamente lo logramos con su voto”; “Tenemos el mejor programa y el mejor equipo para hacer que la política vuelva a ser decente”, “¿Usted le abriría la puerta de su casa a quien lo ha asaltado antes con un mal trabajo o robándole su casa?”, entre otros. Estos son ejemplos de frases con efecto, pero con razones que la gente reconoce.

En todo caso, ahora la expectativa solo se evacua con los resultados que vienen y durante el mes de enero, en la recta hacia el 2 de febrero, donde ya no habrá más especulación sobre el voto efectivo y entonces vendrá, muy posiblemente, la segunda ronda.


También quedará por ver, después de las elecciones, si estas campañas lograron sus metas, si Guevara logró encantar a jóvenes, si Solís logró recuperar voto clase media y alta con alta escolaridad que siempre votó por el PAC, si Araya se quedó solamente con el voto “colorado” y de mayor edad, si Villalta logró ampliar su encanto más allá de la juventud ansiosa de un cambio real…

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martes, 10 de diciembre de 2013

El trauma de las encuestas hacia febrero 2014

Las encuestas ponen a la gente a restregarse la cabeza, hay en ellas demasiadas contrariedades que para muchos son difíciles de entender. En cada una de ellas siempre hay grupos que salen diciendo "no creo en las encuestas", "las encuestas son pagadas por los magnates", o "no creo en esta encuestadora o la otra"; todo siempre dependiendo de qué tanto beneficie a un partido u otro.

La más reciente es una de Borge y Asocs que publica hoy Diario Extra y dice que, del total de la muestra, solo hay un 12% de INDECISOS (no votará + tal vez decida luego + NR), 30% no votarán y un 58% están decididos a votar. Sin embargo, de ese 58% "decidido" a votar, un 27% votará por don NINGUNO, un 26,5% por Araya, un 13% por Guevara, un 12% por Villalta, un 9% NO RESPONDE, un 5,5% por Solís y un 3,2% por Piza. Esos datos son "si las elecciones fueran hoy". 

De los datos se pueden obtener impresiones vitales y luego algunas conclusiones sobre el tema de las encuestas:

1) Hay un 27% + 9% sin candidato (NINGUNO + NO RESPONDE) en los "decididos" a votar, es decir, un 36% del 58%, que realmente tambien son indecisos en la práctica. El 36% del 58% significa un 21% del total de la muestra, lo que aumentaría los INDECISOS: 12% + 21% = 33%. Eso los pone en un porcentaje igual al de la encuesta de Unimer para La Nación, publicada hace poco. En la encuesta actual, entonces, suman 63% de público por conquistar y un 37% de realmente decididos a votar. En consecuencia, nada habría cambiado en los datos de una encuesta a otra, excepto los porcentajes que se dan a Araya, Villalta y Guevara, donde el primero crece, pero los otros decrecen. Veamos.

2) Los porcentajes dados son para el 37% que ya tiene candidato y votaría si las elecciones fueran hoy. Aquí los datos cambian con respecto a Unimer: Araya habría subido de 16,5% (Unimer) a 26,5 (Borge), Villalta habría bajado de 19,5% a 12% y Guevara de 16,5% a 13% y Solís de 6,5% a 5,5%. Es decir: Araya + 10, Villalta -7,5, Guevara -3,5 y Solís -1. Sin embargo, las metodologías son diferentes, entonces no es posible comparar tan libremente cómo lo hago, sin embargo, esto nos lleva a una pregunta importante:

3) ¿Qué cambia de una encuesta a otra para esos porcentajes cambien ostensiblemente? Muchos dirán: confiabilidad ("No creo en Borge ahora"), pero dejando de lado eso, para los partidos políticos en estos momentos es importante analizar metodologías. Esta encuesta fue realizada entre el 14 y 28 de noviembre por Borge para Lafise con una muestra de 1920 personas, un 2,2% de margen de error, es decir, es posterior a la de Unimer (del 8 al 16 de noviembre), lo que podría implicar un cambio en la preferencia de voto a nivel coyuntural. Sin embargo, una de Cid Gallup para La República, telefónica (las otras dos son presenciales), con una muestra de 713 personas, realizada del 23 al 27 de noviembre, dio resultados raramente diferentes en los que ponía a Araya sobre el 50%. La conclusión: el método influye en el resultado.

4) Como lo dije, lo he dicho y lo sigo diciendo, NADA ESTÁ DECIDIDO en esta elección nacional. Ni los seguidores de Villalta podían lanzar confeti de celebración, ni Guevara podía creerse ya Presidente, ni Araya estaba para bajar la frente. Sin embargo, hay TENDENCIAS interesantes que se confirman:
a) La "amenaza" de segunda ronda está vigente.
b) Los indecisos siguen siendo mayoría (en Unimer y Borge).
c) La metodología de Borge favorece al elector del PLN y la de Unimer al del FA y ML. Solís y Piza siguen igual en cualquier encuesta.
d) Araya es inestable para las encuestas, pero sigue siendo el que tiene un techo (más gente que no votaría por él) más pesado, Guevara lo sigue. La gran pregunta: ¿por qué Araya cambia tanto de una encuesta a otra, será volatilidad de las encuestas o del candidato? Villalta, Guevara y Solís siguen siendo teniendo un intervalo de porcentajes similar de una encuesta a otra: Villalta y Guevara entre 12% y 19%, Solís de 5 a 9%, Piza de 2 a 5%.
e) Nada parece cambiar en diciembre, será a finales de diciembre y principios de enero cuando se vean cambios interesantes, si es que hay cambios.


Ahora bien, qué pasa entonces con las encuestas, cuál es más confiable, cuál está mejor elaborada y representa mejor la realidad, ¿cuál? Sobre esto podemos aportar los siguiente:

1) Ninguna encuesta es infalible y siempre dependerá del método que cada firma aplique. Unas son con entrevistas presenciales -me parecen más confiables-, otras telefónicas -menos precisas en cuanto a la selección de la muestra-. Otras aplican métodos diferentes para hacer las preguntas, algunas incluso aplican tarjetas para que la gente vote como si hoy fueran las elecciones; también depende de cómo se formulen las preguntas. Es un hecho que son beneficiados en las encuestas iniciales los candidatos que son "más conocidos", que incluso ya estuvieron en campañas anteriores, pero eso puede revertirse con el tiempo.

2) ¿Por qué una encuesta favorece a unos candidatos y otras a otros? Es un misterio, sin embargo, es preciso realizar un análisis comparativo de encuestas a nivel de elecciones nacionales, utilizando las variables necesarias -como metodologías empleadas y forma de aplicarlas, entre otros factores-, de manera que podamos explicar, si es posible, los desajustes, sobre todo esos desajustes sospechosos a partir de datos que cambian muy rápido. Por ejemplo, Araya esta en 51% con Cid Gallup en una encuesta telefónica, luego baja a 16% en una de Unimer vía entrevista y luego recupera un poco y vuelve al 26% con Borge, todo en un mismo mes. Este es un buen tema para una investigación académica y un libro posterior.

3) Que las encuestas son pagadas y son alteradas a beneficio del que paga por debajo, eso no es comprobable y solamente queda en el terreno de la especulación, hasta no comprobarse, no obstante, hay situaciones sospechosas que tampoco podemos dejar de lado. La prensa verdaderamente libre debería investigar bien estas situaciones. Ahora bien, la sospecha no da para tanta teoría de conspiraciones y tanta especulación irreflexiva, como a veces se ven en redes sociales o con seguidores fanáticos.

4) Otro aspecto determinante es cómo se interpreten y se proyecten las encuestas. Sobre este tema, me parece esclarecedor este artículo.

5) Las encuestas nunca van a representar la realidad de las redes sociales, en la coyuntura actual, porque hay partidos políticos que tienen mejor posicionamiento en redes sociales y son preferidos entre los sectores sociales que normalmente las usan, como los jóvenes o personas de clase media y alta. El estudio estadística se basa en una muestra representativa de la población total, distribuida geográficamente, en todas las clases sociales, de todas las edades, sexo, entre otras características. El Facebook, por ejemplo, no puede hacer eso, aunque algunos fanáticos de la política quisieran darle validez a sondeos en esta red social.

Sin un análisis serio, con las encuestas siempre triunfarán las especulaciones y las interpretaciones convenientes, también el análisis somero. El peligro aquí es que bancos como Lafise se basan en ella para prestar deuda política y, más grave aún, hay una porción -una mayoría quizás- del electorado que aún basa su voto en los resultados de las encuestas. Sin embargo, estos estudios estadísticos dan importantes datos para analizar tendencias, relacionar variables de análisis, intuir escenarios y comportamientos, entre otras características de gran relevancia en la Ciencia Política. 

Ninguna encuesta es la verdad absoluta, los resultados finales siempre podrán cambiar.

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lunes, 2 de diciembre de 2013

Jugando a Nostradamus: predicciones politicas para enero 2014

Los datos aportados por una reciente encuesta de Unimer pueden conducir a engaño y muchos incautos estarán sacando conclusiones erróneas. Si bien la muestra es muy buena y el estudio metodológicamente está bien elaborado, la gente debe saber que se aplicó del 8 al 16 de noviembre, mientras el más reciente de Cid-Gallup, con serios problemas de muestra (solo 713 personas) y metodología, fue aplicado telefónicamente del 23 al 27 de noviembre. Yo tendría mucha cautela: ¿cuál metodología será más acertada sobre lo que sucede en la realidad?

Sin embargo, los datos aportados no definen nada, si valoramos que solamente el 37% de los encuestados dicen tener su voto decidido. Queda un 33% de indecisos y un 30% de gente que no votaría en febrero de 2014. De ese 70% de probables votantes, convertido en 100% de votantes, Villalta está en 19,5%, Araya en 16,5%, Guevara en 16,5%, Solís con 6,5%, Otros con 5% y Piza con un 3%. Pero ojo, tengamos bien claro esto: hay un 14% de votantes que votarían nulo o blanco y un 23% entre no saben aún por quien votar. 


Vamos a ver: 3.078.321 electores podrán votar en Costa Rica. De esos, según la encuesta de Unimer, que me parece la más confiable en metodología, un 37% tiene su voto decidido, que sería 1.138.979. De esa cantidad 222.101 (el 19,5%) estaría con Villalta, 187.932 estaría con Araya y la misma cantidad con Guevara. mientras Solís estaría con 74.034 votos. Es decir, la diferencia entre Solís y Villalta, por ejemplo, sería de 148.067 votos. Ahora bien, cuánto es esa diferencia en porcentaje del total del padrón electoral: 4,8%. Eso significa que al PAC solamente le bastaría convencer a 148.067 votos o el 4,8% del padrón para ponerse a la par del primer lugar. Por supuesto, este dato no es exacto porque las encuestas son una aproximación a la realidad solamente. Ahora bien, ¿cuánto ha subido el PAC, cuánto Villalta, cuánto Guevara o Araya, cuánto Piza? ¿Cuánto han bajado algunos? ¿Habrá tenido efecto la campaña del miedo contra Villalta? En enero lo sabremos.


En consecuencia, lo único cierto en estos datos es que, en teoría, aún queda casi el doble de posibles votos por conquistar y solamente 3 candidatos tendría una baja probabilidad para lograr el 40%.


Por lo anterior es interesante hacer predicciones de cada uno de los candidatos, uno por uno, a partir de la encuesta Unimer y de lo que podemos proyectar que viene. Este es un ejercicio muy riesgoso y para el cual se necesita mucha fineza de análisis. Vamos a intentarlo.


1) José María Villalta enfrenta un 3% de gente que nunca votaría por él, pero luego de la campaña contra él por ser "comunista" es posible que ese dato crezca. Es un candidato joven que conquista población descontenta, pero en el que no confía del todo la gente más comedida, o que busca un candidato con más experiencia y capacidad. Su espíritu impetuoso le podría llevar a cometer errores. Villalta crecerá hasta el 17-24% de aquí a enero, principalmente por el entusiasmo que ha generado su candidatura.


2) Johnny Araya aún tiene apoyo liberacionista, pero se ha visto desprestigiado mucho por no participar en debates. Tal y como lo hemos dicho repetidas veces, Araya no será Presidente de Costa Rica tan fácilmente como los mitos lo dicen: pueblo tonto, gente que vota por color sin pensar, etc. Con Unimer el mito "de por sí Araya va a ganar" y "la gente vota hasta por un mono si está en el PLN" se cayó, y con eso se comprueba otra predicción que plantié hace un par de meses: Araya tiene todo para perder. Nótese, por ejemplo, que el 36% dice que nunca votaría por él. Ahora solo le queda empezar con el fuerte de su publicidad y nunca se olvide que el PLN tiene una estructura partidaria comunal muy fuerte. El considerarse de centro también pesará a su favor entre el conservadurismo electoral del país. Otro elemento a considerar es que en Costa Rica no hay suficiente confianza en un solo partido, históricamente hablando, para que repita 3 períodos en el poder, mucho menos en las condiciones actuales de popularidad del gobierno. Así las cosas, es difícil que crezca. Araya podría llegar a un 22-27% a enero de 2014.


3) Otto Guevara es también enfocado como candidato extremista, muy conocido y por eso ha acumulado un caudal importante, pero enfrenta varios problemas: el 12% de los electores nunca votarían por él y es un candidato que no genera confianza entre un sector costarricense de centro-izquierda. Su caudal actual es el máximo posible que ha obtenido en la historia y, a pesar de ser un vividor de la política para muchos, existe una buena porción de gente que lo ve capaz y en posición presidencial. Asimismo, es un candidato que invierte muchísimo dinero en sus campañas y con estos datos, invertirá más publicidad; es el candidato ideal de los medios por su inversión. Con publicidad podría recoger más votos aún, pero tiene un límite natural. Podría llegar al 12-15% en enero de 2014.


4) Luis Guillermo Solís tiene muchos elementos para crecer: no tiene reticencia de votos hacia él, pero sí hacia el PAC. Es nuevo y conforme sea conocido puede empezar a convencer, sobre todo en debates televisivos y por medio de la publicidad que pueda generar. Es un candidato no descartable porque su agrupación tiene algunos arraigos comunales importantes y para él todo puede ser crecimiento. La diferencia entre un 8% y un 16% (de Araya o Guevara), en cantidad de votos absolutos reales no es tanta si se valora su crecimiento histórico hacia el final. Ahora bien, su postura académica y su seriedad o poses en algunos casos no le ayudan mucho, en algunos tramos parece que un tiene carisma, en otros se muestra muy seguro, capaz y experimentado. Aún no hace uso de publicidad fuerte, ni de la figura de Otón Solís. Su gran problema es que muchos de los votos perdidos del partido ahora son del FA, y muchos le siguen cobrando al partido el apoyo al Plan Fiscal, entre otras cosas. Debe ser más decisivo y más propositivo, más descollante en sus redes y podría llegar hasta un 17-22%.


5) Rodolfo Piza me parece un candidato que no despega, habrá que ver si logra algún crecimiento con el uso de su publicidad, pero lo veo difícil por problemas de carisma y actitud electoral. Por la misma dinámica del proceso electoral y con el eventual crecimiento de Solís, él quedará relegado a un mínimo del 1-5% que aún mantiene.


6) José Miguel Corrales y Sergio Mena me parecen dos candidatos que están cosechando votos decididamente, pero nunca aparecen en las encuestas, aunque podría estar en mejor posición que el mismo Piza. Lamentablemente, según los datos que se dan en el rubro de "otros", nunca se puede ver quiénes tienen esas "otras" preferencias. López, Orozco, Avendaño y Echandi solamente buscan una diputación.


Después de la caída del PUSC y la formación de jóvenes cuadros de votantes ya no asociados al mito de la Guerra del 48, se genera en Costa Rica una masa de electores que votan libremente y no solamente por un partido político. La mayoría de ese grupo será el caudal de Solís y el PAC en las elecciones anteriores, otra parte se repartirá incluso en el libertario y el PLN (el voto mujer en las elecciones anteriores). El PAC nunca tuvo ese caudal electoral como suyo, siempre tuvo que conquistarlo y por eso el hecho de que siempre creció hacia el final de la contienda. 


En esta oportunidad, un candidato más popular y mediáticamente visible como Villalta, la indecisión dentro del partido para sus procesos internos, el apoyo de Otón Solís al Plan Fiscal, el hecho de que Solís no haya querido ser candidato, entre otros problemas, han provocado que el PAC decaiga y eso lo haya recogido el FA y el mismo ML.


Se trata de un voto pensado, consciente y joven. Esa masa deforme tiene un comportamiento poco definible y es volátil: puede variar en cualquier momento y llevar sus votos de un candidato a otro en un abrir y cerrar de ojos. Tampoco hablamos de votantes con una ideología clara, aunque se percibe que es más gente balanceada, cautelosa. Mucho de ese grupo aún está indeciso y será hacia el final que tomará su decisión. Se trata del voto que uno quisiera en una democracia sana, del voto siempre cambiante, que escucha, analiza y decide. No obstante, mucho de este voto también es un voto que se decide con base en mitos, publicidad y poco análisis. 


Como sea, en Costa Rica se confirma un hecho: ya no hay pertenencia partidaria importante que defina las elecciones. En lo que vienen muchas cosas van a cambiar y nadie tiene nada seguro.


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miércoles, 27 de noviembre de 2013

Eliminar una violencia de género para crear otra no tiene sentido

La lucha contra la violencia de género no tiene por qué generar otro tipo de violencia de género, porque su esencia se menoscaba, tanto como su legitimidad social y política.

Los hombres y las mujeres son diferentes, no son iguales. Hemos vivido durante décadas en una cultura patriarcal en la que predomina el hombre, quien se ha impuesto a la mujer; incluyendo una sistemática e impermisible agresión tanto verbal como física. También el patriarcado ha degenerado en situaciones de desventaja económica, social y política.

Sin embargo, y aunque la búsqueda del equilibrio y la justicia aún subsisten, también es posible reconocer notables avances en países como Costa Rica. Los partidos políticos hoy buscan proponer en igualdad de condiciones tanto a hombres como a mujeres en los puestos de elección popular de mayor jerarquía, aunque en los trabajos se siga pagando menos –por trabajos similares- a las mujeres. En lo cultural ellas tienen amplias, libres y esplendorosas manifestaciones en las artes, el teatro, la literatura y el cine, por citar algunas. No obstante, aún hay menos publicaciones de escritoras y menos puestos de dirección; algunas son excelentes actrices, pero rara vez encontramos directoras de teatro, por ejemplo.

En el aspecto social es donde más dificultades encontramos, porque la conformación de una identidad femenina, independiente y que se haga a sí misma, aún está por verse en muchos aspectos. Podríamos decir que estamos en un período de transición. ¿Qué es una mujer en la actualidad? Más aún, ¿quién es una mujer, qué la caracteriza, la define, la sintetiza y le da su id natural? ¿Es la mujer la que define el feminismo moderado o el radical, la que se define a sí misma sin influencias ideológicas o teóricas, la que se sustenta en los valores sociales de siempre o la que redefine los valores a su conciencia? ¿Es la mujer la que se construye a sí misma o la que busca adquirir antiguos poderes del macho? Son muchas preguntas, todas ellas en discusión.

En Costa Rica muchas leyes han dado pasos de notable relevancia en la protección de la mujer con respecto a los hombres que preservan las detestables conductas del machismo retrógrado. También se han realizado conquistas en el campo de la protección de la niñez. Hablo de la Ley de Pensiones, de la Ley de Paternidad Responsable y por supuesto de la Ley de Violencia Doméstica. También se trabaja en prevención, educación y concientización sobre el problema. Pero sé también que aún falta por hacer.

Sin embargo, una Ley que proteja de la agresión a las mujeres no puede, de ninguna manera, pretender producir agresiones hacia los hombres como efectos secundarios o colaterales; es como crear una cura que genera otra enfermedad, y me temo que en la nueva Ley de Violencia Doméstica nos encontramos con esta situación, principalmente en lo que ha deparado su aplicación en nuestro país. Una nueva forma de injusticia se está generando y cada día más personas, hombres y mujeres, la están reconociendo, como se reconoce cuando el río suena.

En el “Día Internacional de la no violencia contra la mujer” la magistrada Zarela Villanueva reveló datos que nos deben llevar a reflexión: el casi 70% de las denuncias por violencia doméstica se quedan en nada, ni los tribunales ni la demandante hacen nada por darle seguimiento. Si a ese porcentaje le sumamos el 16% de casos sobreseídos, el total llega a un 86% de denuncias que acumulan archivos sin efecto alguno. En el 14% hay condenas, unas de culpa, otras no. Cuántos casos son en números absolutos es un dato que no fue aportado, pero podrían ser miles en todo el país. Ahora bien, las autoridades dan esta noticia con decepción, porque presumen que de esos 70% de casos todos o la mayoría son culpables. A ojo de tigre, de la manera menos científica y lógica, se presume culpabilidad sin el principio básico del Derecho de que antes se debe demostrar. En efecto, la Ley fue creada con esa presunción muy curiosa y que la Sala IV ha permitido: cuando un hombre es denunciado automáticamente recibe medidas cautelares, sin prueba alguna, solamente con el testimonio o la denuncia de la mujer. Aquí no hay testimonio masculino que valga, ni pruebas, porque ya fue condenado: su expediente, su honra e incluso su dignidad ya fue mancillada. Y también su futuro político y profesional cuando se trata de una persona seria y comprometida.

Entonces nos podríamos preguntar, ¿existe una estadística que demuestre cuántas de esas denuncias eran reales y cuántas inventadas para hacerle daño al hombre como revancha por otros casos ajenos a la agresión? Y más aún, pregunta de oro: ¿tiene oportunidad el hombre de limpiar su nombre y su dignidad en caso de una agresión no demostrada o falsa, es decir, tiene la ley un mecanismo para evitar que esa ley sea usada por oprobiosas intenciones? Así como se ha aplicado, parece que no. Este principio de aplicación de la justicia se me revela, a todas luces, como injusto y claramente inconstitucional, aunque no sea bien visto o políticamente incorrecto, y aunque muchos lo piensen, ningún político se atreva a decirlo, ni siquiera pensarlo.

Asimismo, la aplicación de la justicia deja mucho que desear en sus procedimientos y en varias situaciones que han venido provocando cada vez más:

1.      La mujer, por decisión de muchos años, le otorga a la mujer un abogado de oficio, tanto en casos de violencia doméstica como de pensión alimentaria, pero no al hombre, aunque sea pobre e ignorante, dejándolo en total indefensión.
2.       Cuando existe una medida cautelar y el hombre se acerca de nuevo a la casa, a recoger o visitar a sus hijos, está expuesto a la trampa de recibir la visita de una patrulla y ser detenido al frente de sus hijos, humillado y expuesto al escrutinio comunal, como si fuera peor que un delincuente, aunque el hombre no haya ni siquiera mencionado una palabra ofensiva. La razón: violó las medidas cautelares que nunca fueron retiradas por desidia y conveniencia. En la perrera él ya va perdiendo toda dignidad y respeto ante sus hijos.
3.       La Ley de Violencia Doméstica no protege a los menores del abuso, ni de sus padres ni de sus madres, ellos pasan a un segundo plano y son confinados a convertirse en números o elementos dentro del sistema. Ellos terminan siendo las peores víctimas de una sola decisión: culpar a un inocente porque la ley se lo permite a una mujer, con solo su testimonio y en la total indefensión del sistema judicial, que ni siquiera ayuda legal le da al hombre solamente por su sexo. El hombre en esta circunstancia no solo se siente imposibilitado de defenderse a sí mismo, sino de defender a sus hijos de la agresión, del abuso, del abandono y de la manipulación de sus madres; manipulación que todos saben se traduce en usarlos como útiles para vengarse del padre, negándoselos o condicionando a pagos abusivos (económicos y morales) el derecho a verlos. Pedir un régimen de visitas se puede volver engorroso y puede enfrentarse a dificultades por su presunto pasado agresor.
4.       La última ampliación a esta ley en la que se confiere de 6 meses a 4 años de cárcel al hombre que ofenda de palabra a su mujer ha venido dejando claro que ahora ellas pueden insultar, pegar y agredir de múltiples formas, pero el hombre solamente debe callar. El caballero solamente tiene una salida: olvidarse de su defensa propia, de sus derechos, callar y retirarse humillado.
5.       Asimismo, las leyes, en general, permiten que –de acuerdo con el procedimiento policiaco- la mujer denuncie falsamente al hombre por una agresión inexistente para echarlo de la casa, aunque esa casa sea propiedad de él, aunque esté a su nombre. Más aún cuando hay hijos, “porque los hijos son de la madre, no del padre”. Es decir, en este país quien tiene la patria potestad y se queda con los hijos –aunque ellos imploren lo contrario, si son menores claro- es la madre, lo que quiere decir que ella tiene derecho a “desposeer” al hombre de su casa. Una forma muy conveniente, en la actualidad, para que una mujer inescrupulosa termine apoderándose de los bienes de un incauto, aunque suene desagradable. Si no hay hijos, el hombre luego tendrá que realizar un proceso largo de desahucio, y si es alquilada pues simplemente dejará de pagar el alquiler y romperá el contrato. Uno podría preguntarse, ¿por qué el hombre no tiene los mismos derechos con sus hijos, por qué no el hombre preserva su propiedad para criar a sus hijos, más aún cuando se demuestra que la denuncia de agresión ha sido falsa y la mujer no tiene pruebas? ¿Por qué la mujer no es quien se va de la casa si es ella quien urge de la separación con su cónyuge? Yo tengo la respuesta: porque el hombre es el machito, el fortachón, el caballero, el proveedor, el que puede responder a cualquier injusticia, porque es hombre, porque es el macho del patriarcalismo. ¿No les parece una contradicción evidente?

No puedo yo creer ni comprender por qué la aplicación de la justicia tiene que dañar a un inocente para proteger a otro. No se puede entender que solamente por ser hombre se deba cargar con las culpas de nuestros padres o del pasado social de una nación.

La educación ha venido teniendo avances significativos en la creación de nuevos cuadros juveniles de hombres sensibles y respetuosos de la igualdad de género, y posiblemente –no sé si existe alguna estadística al respecto- sean los hombres de generaciones pasadas quienes estén perpetrando crímenes de odio y violencia contra la mujer.

Y no me mal entiendan, siempre lo reafirmo: estoy completamente de acuerdo con la existencia de una Ley de Violencia Doméstica, asumo con toda prontitud la necesidad de una, eficiente y justa, que ayude a evitar la lacra del femicidio y de toda agresión contra la mujer. 

No obstante, así como está postulada la actual y como se está aplicando, nos va quedando claro que entramos en el terreno de la discriminación, de la contradicción, del sin sentido y de la injusticia.

No podemos ser intransigentes, tampoco aflojar en la lucha por el respeto y contra la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. Las luchas reivindicativas son indudablemente valiosas, pero no podemos permitir que algunas de esas luchas se vistan de revancha de género, de nuevas formas de injusticia.

Asimismo, este país debe retomar la protección de los menores y legislar por protegerlos contra padres sin escrúpulos que los usan para su beneficio, además del reconocido abandono y maltrato. Pero ese ya es otro tema.

Artículo completo en http://debrus.ticoblogger.com 

miércoles, 6 de noviembre de 2013

El mito quepodría decidir las elecciones: "De por sí Araya ya ganó".

En la política nadie lee, nadie entiende mucho, pero muchos votantes leen títulos y escuchan esas expresiones populares que rondan los parques, las calles, los lugares de trabajo, la familia. Hablo de que mucha gente atiende a los mitos políticos, a los que atiende como si fueran razones, como si esas fueran las razones para decidir el voto. (Al respecto ver este artículo sobre "Los tipos de votantes en Costa Rica").

Un mito es algo muy sencillo: se trata de mentiras o falacias que de tanto repetirse terminan siendo consideradas verdad o realidad incuestionable. Aún cuando eso les provoque daño. Por ejemplo, de tanto decirlo todas las personas dicen que es imposible que caiga un rayo en el mismo lugar dos veces, pero es falso, sí puede suceder

En otro artículo -que se hizo viral en redes sociales y fue visitado por más de 50 mil personas en dos publicaciones, una en este blog y otra en Culturacr.net-, me referí al mito de los "comunistas comeniños" que aún persiste en Costa Rica. 

En esta ocasión me referiré a uno más grave aún: "de por sí Araya va a ganar las elecciones". Esta frase o muchas parecidas se han venido reproduciendo masivamente en toda Costa Rica. Este es el mito que ganará las elecciones, si algo no sucede en las campañas de los partidos opositores, principalmente de quienes están más cerca del contendor liberacionista.

Como han demostrado analistas y politólogos, así como estadísticos, esta frase tiene un solo efecto: aumentar el abstencionismo, incluso entre quienes ven en Araya un pésimo candidato. Y el abstencionismo beneficia a Araya, porque entonces el número de votos que necesitará para alcanzar el 40% en primera ronda será menor. Si menos personas votan, menor será el 40% del total de votos emitidos.

Ahora bien, lo peor de este mito es que nace en la misma oposición; normalmente producto del desencanto con encuestas, con la interpretación y manipulación mediática en algunos casos, así como en la desconfianza de la capacidad intelectual del costarricense a la hora de decidir su voto.

Sin embargo, la actitud que podría esperarse de la oposición debería ser más optimista y, sobre todo, más esforzada hacia lograr objetivos. Una oposición derrotada desde antes es una oposición además fácil de vencer.

Y ojo con esto, que se trata de tragar el anzuelo precisamente de quienes interpretan las encuestas y hacen proyecciones de las encuestas: "Araya y el PLN tienen una intención de voto entre 23-26% del total del padrón (100%), contemplando el margen de error según la Encuesta de hoy de Borge en el Diario Extra. Cuando se dice que tiene un 50,1% se calcula sobre los que ya tienen candidato, lo cual induce al error, error que también se repite para el dato de Villalta (19,1%) y Guevara (19,1%). Esos porcentajes serían posibles si en febreo tuvieramos un 50% de abstencionismo", como bien explica el politólogo Claudio Alpízar.

La mayor distorsión en las encuestas no que sean falsas o inventadas, como algunos afirman todavía, sino del cómo se proyectan sus resultados, interesante explicación que realiza el estadístico Polo Barrionuevo en esta entrevista con Culturacr.net.

Pero ahí no termina la cosa: lo más peligroso es que ese mito ya alcanzó al medio popular, es decir, a esos que deciden elecciones y no participan de las redes sociales, a esos que no entienden nada de interpretaciones ni proyecciones ni encuestas. 

Otro factor que ha extendido el mito es el desencanto de una oposición dividida, hay demasiados candidatos y la gente no tiene interés en conocerlos, y como la mayoría de ellos están lejos de Araya según las encuestas, el decir popular es "¿para qué votar entonces? Es perder el voto de todas formas, si Araya va a ganar, o sea, es mejor evitar la fatiga". 

Para la gente no valdrá la pena votar, porque además "todos los políticos son iguales". No obstante, ellos no saben, ni hay partido político alguno que haya educado en lo contrario, que el no votar es una forma de legitimar que siga sucediendo lo mismo, es decir, de darles permiso a los mismos de que sigan haciendo lo mismo. Y la gente tampoco sabe que NO votar en esta elección es casi como votar por Araya.

Si la oposición quiere tener alguna oportunidad en estas elecciones necesitará, además de una alianza en la recta final, de romper con este mito de una sola vez, antes de que sea imposible de parar, y ya sea demasiado tarde. Por ahora, el mito está cumpliendo su función.

¿La solución? Se necesita direccionar las campañas proselitistas y publicitarias, se ocupa educar a la gente sobre conceptos básicos de las encuestas, pero ante todo, urge motivar sobre el optimismo.

Actualizado: miércoles 6 de noviembre, 6 pm.

lunes, 28 de octubre de 2013

Una alianza será la única oportunidad en la recta final...

  
      Algunos piensan que es un tema acabado: no hubo coalición y no habrá. Pero decía Octavo Paz que “todo es puerta, basta la leve presión de un pensamiento”, y en estas elecciones una alianza o coalición cada día pinta con más necesidad para el progresismo, la socialdemocracia y el centro-izquierda costarricense.

      Sin embargo, toda alianza en la recta final de las elecciones dependerá inevitablemente de los votos que prospecte cada candidato presidencial, es decir, de la cosecha que se produzca de aquí a diciembre de este año.

      En setiembre, según las encuestas disponibles, el asunto andaba con intervalos aproximados posibles de 25% a favor de Araya, 10% de Guevara, 10% de Villalta, 5% de L.G. Solís, 4% de Piza, y 1-3% de otros partidos. Recientemente, para el 1 de diciembre, Unimer publica una que deja un panorama muy parejo: Villalta con 17-22%, Araya 14-19%, Guevara 14-19%, L.G. Solís 3-8%, Piza 1-5%, estos datos del 37% de la muestra encuestada. Sin embargo, los indecisos se mantienen en el porcentaje del 33% y los que no votarán en cerca del 30%. Así las cosas, nada está decidido, nadie puede engañarse y la necesidad de alianzas va confirmándose.

      En otro artículo aquí planteaba que en realidad desde el punto de vista ideológico y en cuanto a planteamientos programáticos existen dos bloques: uno progresista, socialdemócrata, de centro-izquierda, con predominancia en lo humano y colectivista (PAC, FA, PN y otros); otro capitalista de centro-derecha, pro neoliberal e individualista pro mercado (PLN, ML y PUSC).

       Con base en lo anterior, si el progresismo quiere ganar y sacar del poder al capitalismo derechista del país, deberá pensar inevitablemente en alianzas posibles. Y son dos posibles alianzas: una a principios de enero para competir juntos en la primera ronda; la otra después de febrero para enfrentar una segunda ronda. Así la cosas, la vigilancia estará en los números que vayan dando las encuestas serias del país.

Entonces se podrían generar varios escenarios posibles:
  1.        Que el PLN acumule ya en diciembre suficiente para ganar en primera ronda, entonces será necesaria la alianza progresista a favor del partido que mejores números tenga a principios de enero. El egoísmo partidario podría afectar esta posibilidad y dejarle el camino libre al PLN. Aquí también podría ser que el PLN haga una alianza conveniente con el ML o el PUSC para fortalecer su triunfo, a cambio de prebendas e intereses compartidos.
  2.        Que ningún partido esté cerca del mínimo del 40% de los votos, con alta repartición en cada una de las opciones, entonces se venga una lucha de recta final para resolver la elección. En este escenario el individualismo natural de cada agrupación inhibirá alianzas, pero tal vez la visión de algún estadista haga diferencia. También sería posible una alianza de derecha para defender intereses comunes.
  3.    Que ninguno gane y se vaya a segunda ronda, entonces cada partido –de los dos con más cantidad de votos obtenidos- buscará hacer alianzas por sus propios medios. En este caso, existe el gran riesgo para el progresismo de que ninguno de los partidos que lo representan obtenga el primero o segundo lugar en la primera ronda, es decir, que haya una segunda ronda entre el PLN y el ML (o el PUSC). La derecha habrá triunfado en Costa Rica una vez más en este panorama.
Evidentemente, así las cosas, cada partido y cada candidato esperarán a ver cuánto pueden lograr de apoyo acumulado a diciembre y consultarlo con la almohada. En setiembre la lucha iba perdiéndose para el progresismo, que sumaba cuando mucho un 15% de las preferencias de voto, frente a un 25% del PLN o, aún peor, cerca de un 37% de los partidos de derecha. En este contexto, lo peor que le puede pasar al Frente Amplio es que el Partido Acción Ciudadana esté mal en la intención de voto; claro, si en el FA están seriamente pensando en llegar al poder, en lugar de solamente aumentar su caudal diputadil. El PAC históricamente ha demostrado un comportamiento de crecimiento conforme se acercan las elecciones, pero en esta oportunidad parece que la situación podría ser diferente, dado el arranque fuerte de un candidato con mucha simpatía por su trabajo legislativo: Villalta. Los números irán revelando datos para aportar a este análisis.

La nueva encuesta de Unimer para La Nación muestra un panorama que ha cambiado de setiembre a noviembre: ahora el progresismo suma un máximo posible de 30% (PAC y FA), mientras que el PLN-ML-PUSC llega al máximo posible de 43%. Como se puede ver, una alianza de centro-derecha es posible para ganar las elecciones en primera ronda, pero la progresista aún no. Es claro, además, que hay dos afinidades partidarias: el ML con el PUSC, así como la del PAC y FA, lo que plantea que el enemigo de todos podría ser el oficialista del PLN; sin embargo, el ML no escatimaría esfuerzos para negociar una alianza con el PLN, con tal de que no gane el FA, a quien ya empezó a atacar con calificativos de chavista y sandinista. Entre el ML y el PUSC también podrían hurgar por conseguir el segundo lugar de cara a una eventual segunda ronda.

Una alianza entre los progresistas o entre los capitalistas pasaría por definir algunos puntos importantes antes de concretarse:

·         La repartición de puestos. Luis Guillermo Solís como Presidente y José María Villalta como Ministro de la Presidencia, o viceversa, es algo que ronda la imaginación de algunos; por ejemplo, además de un gabinete mixto formado por ambas agrupaciones.
·         La alianza solamente sería presidencial, cada partido mantendrá su apoyo por aparte a sus cuadros de candidatos a diputados. Este punto es convulso, porque los candidatos del partido con menos apoyo electoral (que brindarán su soporte al otro en la primera ronda) asumirán que la votación para diputados les sería afectada y pondría en riesgo sus puestos. Además, el partido político como grupo podría sentirse minimizado en la actualidad pero también proyectando al futuro.
·         Una alianza no implica necesariamente lograr los votos del otro: los partidos pueden aliarse y mostrar públicamente su apoyo, pero la gente puede NO estar de acuerdo –en algún porcentaje impredecible- con esa unión, y llevarse su voto a otro partido, o bien, no votar. Eso podría suceder por ejemplo con el ML y una eventual unión con el PLN, de manera que sus partidarios se resientan por la incoherencia de su candidato al atacar a ese partido y luego lo apoye. Algo similar con algunos partidarios del FA que han evidenciado rechazo al PAC, por ejemplo.

En las elecciones de 2010 los votos del Frente Amplio pudieron hacer alguna diferencia en el resultado final. De hecho, en el 2010 –si mal no recuerdo- los votos que obtuvo el FA en la recta final pudieron hacer que se hubiera dado un empate entre Chinchilla y Solís, pero el FA no quiso apoyar al PAC. ¿Sucederá algo similar esta vez, que por egoísmos electorales pierda el progresismo la oportunidad de recuperar el poder? Ya lo veremos.

             Ahora bien, la necesidad de alianzas será más evidente en esta oportunidad, porque en realidad la situación no ha cambiado: lo que el Frente Amplio ha ganado es lo que el PAC ha perdido, pero la gente sigue votando por razones tradicionales y eso pone en la cúspide a los partidos de derecha, que tienen un mejor manejo mediático, publicitario y organizacional.

Así las cosas, una alianza en la recta final pareciera ser la única oportunidad que tiene el bloque progresista para triunfar en estas elecciones. En cambio, el bloque capitalista de derecha la tiene mejor, con tres partidos posicionados en el conocimiento colectivo (PLN, PUSC y ML) y cuyos objetivos parecen más diáfanos y comunes a los tres.

Otro artículo: 

Sobre izquierdas, comunismos, ideologías, confusiones y realidades: cosa de ubicarse.


PD: Actualizado el 1 de diciembre con los nuevos datos de la encuesta Unimer para La Nación, que confirman las predicciones y la necesidad aquí planteadas de una alianza en estas elecciones.

sábado, 26 de octubre de 2013

Sobre izquierdas, comunismos, ideologías, confusiones y realidades: cosa de ubicarse.

Así nace la cosa: primero se crean etiquetas, luego se generan mitos más o menos estructurados y finalmente empiezan a aflorar los prejuicios, el desconocimiento y, con ello, la manipulación mediática y de los profesionales del truco electoral. Estos mitos y prejuicios, de repente, se convierten en verdades que la gente menos instruida pronto adopta, cree y los lleva a tomar decisiones, como una compra o un voto en una campaña electoral.

Así fue como nació en Costa Rica el pánico político hacia el "comunismo" que "come niños" y es capaz de tantas "cosas terroríficas". El anti-comunismo en Costa Rica, uno de los mitos y prejuicios más fuertes que conocemos, se da en el contexto de la Guerra Civil del 48. En brevedad fue así: a principios de los 40 el Partido Comunista con Manuel Mora a la cabeza se alía con Calderón Guardia y Monseñor Sanabria (Iglesia Católica) para defender las garantías sociales y la reforma política de Calderón. Las elecciones en el 48 enfrenta a los oligarcas y calderonistas, pero hay fraude. Se desencadena entonces la guerra con la incursión de un anti-calderonista que no necesariamente estaba del todo con los oligarcas del país: Figueres Ferrer. Al ganar la revolución de Liberación Nacional, el Partido Comunista -opositor en la guerra- queda proscrito hasta principios de la década de los setentas. Durante el período posterior a la Guerra del 48 en Costa Rica y la II Guerra Mundial de principios de los cuarenta -cuya consecuencia es la tensa y larga Guerra Fría-, el comunismo empezó a ser visto como el enemigo a vencer, con toda la carga peyorativa dada por la influencia estadounidense en el país. Así las cosas, cuando el Partido Comunista vuelve para las elecciones del 74 no tendrá ninguna oportunidad.

El mito se perpetuó durante décadas, pero a partir de los ochenta principalmente impulsado por una política económica que se impulsa en Costa Rica desde el mismo PLN: el liberalismo económico. Entonces empieza la época de los Programas de Ajuste Estructural (PAEs) impulsados por Luis Alberto Monge -tío del hoy candidato Johnny Araya- y principalmente Óscar Arias Sánchez. En el noventa los "juniors" Figueres Olsen y Calderón Fournier -luego cuestionados legalmente y el segundo condenado por delito comprobado-, a la par de Miguel Ángel Rodríguez -también encarcelado por corrupción-, Abel Pacheco y de nuevo Arias Sánchez, continúan sosteniendo gobiernos con empuje neoliberal, pero sin poder avanzar del todo por la fuerte resistencia que tiene el país en defensa de su institucionalidad y logros adquiridos. El Combo ICE, la defensa contra la minería en Crucitas y la cruzada anti TLC con EE.UU son ejemplos de esta resistencia.

Ahora bien, después de los 48 se proscribió el Partido Comunista, pero no el socialismo, porque el mismo PLN impulsó un modelo de país basado en la socialdemocracia o socialismo democrático, por eso no es de extrañar que aún hasta hoy este partido haya pertenecido a la Internacional Socialista (entidad creada para establecer las bases del socialismo democrático desde 1951). Este nuevo partido surgido después de la Constituyente de 1949 no solo mantuvo las garantías sociales, la CCSS, la UCR y el código de trabajo -obra del Partido Comunista y Calderón Guardia-, sino que además ensanchó la intervención del Estado en la economía y la sociedad: se nacionalizaron las telecomunicaciones, los hidrocarburos, los seguros, la banca y se crearon poderosas empresas estatales para comercializarlos, así como decenas de instituciones de bienestar social como el IMAS, INA, INVU, entre muchas más. Es decir, en dos platos, el Partido Liberación Nacional, al mando de José Figueres Ferrer, creó una plataforma socialista al mejor estilo de Hugo Chávez en Venezuela. La diferencia: Figueres no se enemistó con EE.UU., sino más bien lo alió al proceso, no planteándolo como socialismo, sino como un proceso criollo y capitalista, con total respeto por la propiedad privada.

Es Óscar Arias Sánchez, un oligarca incrustado en el PLN quien inicia el desmantelamiento de ese Estado Benefactor y la búsqueda de la liberalización, la apertura comercial y los intentos de privatización en y de Costa Rica. A partir de 1982 Costa Rica deja de ser socialista y empieza una transición hacia el neoliberalismo que no se ha podido confirmar del todo, pero se podría ampliar si gana -por tercera vez consecutiva- el PLN, o bien si un partido como el Movimiento Libertario o el PUSC retoman el poder.

En conclusión, evidentemente el PLN no es socialista actualmente, pero la propuesta del Frente Amplio (FA) o del Partido Acción Ciudadana (PAC) NO ES diferente a la que ya Costa Rica vivió en la mejor época de sus instituciones para fortalecer la clase media, como la CCSS. Son precisamente el FA y el PAC la única oposición ideológica que ha tenido el PLN en los últimos años. Y es la única real que tiene en la actualidad. El Movimiento Libertario es extrema derecha y su propuesta es claramente neoliberal -ellos la llaman libertaria- y persigue vender todos los bienes del Estado y dejar que la economía liberal rija al país, que el Estado no intervenga y sea el individualismo y las leyes económicas del capitalismo quienes manden. El PUSC, con su nuevo candidato, ha evidenciado en poco tiempo que su propuesta es casi como el complemento de la propuesta del PLN, de repente huele con Piza a un PLUSC no muy lejano. (Ver esta infografía que demuestra lo dicho).

En Costa Rica hay extrema izquierda -que no es el Frente Amplio- y extrema derecha -que no es el PLN-, estamos de frente a partidos con particularidades y que no pueden ser etiquetados fácilmente. El PLN es un partido corrupto (una etiqueta ampliamente comprobada, por tanto válida), con una agenda neoliberal por conveniencia, no por convicción ideológica; es decir, un partido que ha aplicado medidas liberales para satisfacer los intereses de quienes financian sus campañas y lo respaldan, no porque realmente crean en ellas o piensen que realmente están haciendo lo mejor. Por eso no es sorpresa la incapacidad recurrente para aplicarlas, como en el caso de la concesiones.

El Frente Amplio es un partido socialista muy al estilo costarricense -con sus defectos y virtudes por ello- que a veces huele a revolucionario, pero encuentra en Villalta a un socialdemócrata crítico y muy claro. No es comunista extremo, tampoco es un partido de centro, aunque tenga cierta tendencia.

El Partido Acción Ciudadana es una agrupación marcadamente socialdemócrata de centro, con cuadros de gente de derecha, con otra de izquierda, que se conjugan en un centro marcadamente académico y ecléctico. En él se encuentran desertores de otros partidos por razones éticas y programáticas, así como gente nueva que se acomoda en él para buscar una propuesta coherente y equilibrada para el país.

El PUSC es una entidad que sigue en coma, con grupos de derecha que dominan las jerarquías, normalmente al mando del ya condenado judicial y ex-presidente Calderón Fournier. No es socialcristiano como dice ser, sino que presenta también cuadros neoliberales por conveniencia económica y de los grupos con intereses creados que lo manejan. Es un partido pragmático, responde a los intereses de algunos, no a creencias particulares.

En Patria Nueva (PN) encontramos, de repente, algunos grupos de centro-izquierda con pensamiento socialdemócrata que han dejado otros partidos, algunos nuevos con sentimientos de novedad.

Así las cosas, desde el punto de vista ideológico, encontramos dos grupos de partidos: PAC, FA y PN forman una amalgama de centro-izquierda, socialdemócrata y comprometida con luchas y temas sociales, ecológicos, educativos, culturales y de salud; por otro lado están el PLN, PUSC y ML que tienen varias coincidencias, principalmente en ser partidos defensores de medidas neoliberales o de liberalismo económico, así como su evidente pragmatismo a favor de intereses creados en el seno de la economía capitalista, desde donde nacen todas sus propuestas, incluso las sociales, educativas y demás. Casi podríamos decir que en el primer grupo predomina la sociedad, en el otro la economía, el primero es colectivista y estatal, el segundo se basa en el individualismo y el mercado. Asimismo, los primeros hacen hincapié en lo humano, los segundos en lo material. Unos más que otros, el ML es ideológicamente más claro, el PLN y el PUSC son más utilitarios y convenientes. El FA es más claro en lo ideológico, el PAC y PN tienen confluencias.

En conclusión, el conocimiento sigue siendo el mejor insumo para saber la verdad, y para tomar las mejores decisiones. Conocer la historia, la cultura política y hacer una lectura objetiva de la actualidad también ayudan mucho de cara a las próximas elecciones 2014.
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