sábado, 4 de enero de 2014

Los tipos de votantes en Costa Rica

Cada país tiene sus electores y cada país tiene su cultura política, en algunos casos más culta, en otros casos menos culta. Costa Rica es dueña, en particular, de un comportamiento electoral sui géneris a partir de varios hechos históricos: su "centenaria democracia" y la conformación de la Segunda República son dos de mucho peso.

Las elecciones son en este país un asunto cada vez más común, desde que el referendo se instituyó. Votar es parte de la educación que la gente recibe, porque desde que es niño ya vive y participa de los procesos políticos, aún cuando hacia la actualidad estos procesos estén cambiando y la participación disminuya. Votar es más común, pero menos apetecido.

El fantasma del 30% de abstencionismo y su siempre esperado aumento, por el desencanto y la caída en la legitimidad del sistema democrático, también influyen en la generación de nuevos comportamientos electorales.

Desde hace año vengo observando que el costarricense es un votante versátil, que está cambiando, donde ya no es tan amigo de los partidos políticos -como algunos siguen diciendo erróneamente-, sino que cambia su elección de acuerdo con sus percepciones de la coyuntura. Por ejemplo, lo que una vez se le atribuyó al PUSC, luego fue votante PAC, pero ahora podría ser FA; es decir, hay una masa cada vez más amplia de votantes que cambia su voto de una elección a otra, incluyendo ex-votantes del PLN y muchos que ha cosechado el ML, PASE y otros partidos. Es un caudal humano sin partido que podría ser de un 50 al 70% del total de los votantes en cada elección (excluye abstencionistas), según mi ojo de tigre; entre ellos la mayoría jóvenes, profesionales y adultos hasta cerca de los 40 años. En ese grupo también está el votante nulo, pero no el abstencionista.

¿Qué define entonces ahora a estos votantes, por qué votan si no son tan asiduos a seguir partidos políticos? Mi análisis va por clasificar al menos cinco grupos de votantes en Costa Rica:

A) CULTO. El que madura su voto con las propuestas, ideología y programa de cada candidato. No se deja influenciar mucho por la publicidad y atiende más los debates entre los candidatos. En su mayoría no tienen partido político, pero una buena parte de ellos reincide en su voto si un candidato o partido lo sigue convenciendo. Rondaría el 15% del electorado.

B) SENSATO. Se trata del que reflexiona un poco las propuestas, pero decide por la opción más viable, posible y término medio, y acomoda su voto en parte a lo que dice la publicidad. En este grupo se acomodan muchos ex-liberacionistas y ex-socialcristianos desencantados, pero que reconocen su deber cívico de votar. Algunos más de derecha, otros más de izquierda, normalmente se decantan por el partido del segundo lugar y quiebran su voto para diputados. Ronda el 25%.

C) MITOLÓGICO. El que vota según los mitos que oye en la calle, los chismes, los tabúes y ritos electorales y se deja influir por las campañas televisivas principalmente. Este votante vota por anti-comunismo, anti-neoliberalismo, porque la candidata es mujer, negra o china, porque es guapo o guapa, porque habla más lindo -aunque no entienda nada-, por miedo al que dirán, por lo que dice el roquito de la familia, por lo que dice el pulpero respetable del barrio, porque el candidato no ganará o si ganará y él quiere ganar, entre otras apreciaciones pueriles. Es un votante poco educado que ronda el 35%.

D) CLIENTELISTA. El que vota por lo que le ofrecen a él o su familia, vende su voto por un plato de comida, una camiseta, una promesa de bono o de un trabajo. Antes era muy común, ahora está desilusionado por las mentiras y falsas promesas de las que ha sido víctima. Los que quedan no tienen memoria histórica y usualmente son personas cortoplacistas que andan detrás de resolver la operación arroz y frijoles sin ninguna pena cívica o social. También en ellos hay votantes que son parte de partidos a cambio de prebendas de cualquier tipo. Aquí también anidamos al votante conveniente, que vota por el partido que mejor responde a los intereses de su negocio o interés comercial. Este grupo anda cerca del 15%.

E) HÍBRIDO. Una mezcla de dos o tres de los anteriores, pero nunca los cuatro. Él puede pensar su voto, pero además dejarse llevar por viabilidad o un mito popular, como el anti-comunismo. Aquí podríamos encontrar a votantes que responden ideológicamente a un partido que defiende sus intereses, es decir, aplica a clientelar y culto, como ejemplo. El híbrido podría ser mayoría en todo caso, pero aquí solo incluimos a aquellos que podrían incluirse con mucha certeza en dos o tres grupos, no aquellos que son mayoría en un grupo y tal vez tiene una característica de otro grupo. Quizás un 10% de los votantes son así, que reparten en proporciones similares sus conceptos para decidir el voto.

Los porcentajes son estimados de los que votan, se omite el abstencionista. Sobre el abstencionista también es preciso un estudio, desde el TSE que es la entidad con esa información, para determinar los reincidentes y los casuales; es decir, saber qué porcentaje de los abstencionistas reinciden en un período y qué otro deja de votar en una elección pero lo hace en otra.

Por supuesto, mis estimaciones no pasan del plano intuitivo y no se basan en ningún estudio cuantitativo ni cualitativo previo. Sin embargo, creo que puedo dejar la espina para que alguien se anime a realizar un estudio en este sentido, con datos y acercamientos más precisos.

¿Y usted a cuál grupo pertenece?

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