miércoles, 15 de enero de 2014

La esencia del miedo no está en la ideología, sino en quienes lo practican

Otra campaña del miedo. El miedo, el susto, el temor, el pánico, como usted quiera definirlo, es una sensación humana que siempre destruye y la historia lo confirma.

En política, lo peor del miedo son quienes lo provocan, pero además lo que provoca. El miedo produce rechazo hacia lo diferente, rechazo hacia el cambio, es decir, sentimientos de rechazo hacia lo que se consideran amenazas de cambio y de hacer las cosas diferentes: la xenofobia, la homofobia, la misoginia, el machismo, el feminismo extremo, el anti-comunismo, el anti-semitismo, son algunos ejemplos.

Lo peor del miedo es que se inscrusta en la gente, en su confianza y su optimismo en el mañana. Ninguna campaña, publicitaria o política, provocará nada bueno usando el miedo. Nada se contruye sobre el miedo, nada mejora en un país cuya gente es víctima del miedo a la posibilidad del cambio sin temor.

La esencia del miedo está en las personas que lo impulsan y lo practican, no en las ideologías que esas personas practican. La historia está plagada de esos ejemplos. Una vez los nazis instigaron el odio hacia el semitismo y asesinaron millones durante la Segunda Guerra Mundial, el Facismo de Musollini hizo lo propio en Italia, pero luego, décadas después el Estado de Israel ha asesinado millones de palestinos, restringiendo sus derechos y sus tierras, producto de esa misma guerra. El socialismo histórico de la URSS produjo una potencia mundial que estuvo en guerra fría durante cerca de 45 años con USA, luego ese sistema cae. Durante la época de la Guerra Fría, USA influye e impone condiciones terrible en su patio trasero: América Latina, defendiendo dictaduras de derecha y destruyendo socialismos ampliamante aceptados por la gente, como pasó en Chile. En Latinoamérica, en particular, existieron dictaduras tanto de izquierda como de derecha. Aquí no importaba la ideología que se aplicara, lo que importaba era mantener el control del poder para que no nacieran aliados de la URSS, como el caso de la extensa guerra civil en la que se vio sometida Nicaragua. Tanto la derecha como la izquierda han acudido a la táctica del miedo, en nuestro continente, como en otros.

El miedo ha sido la peor táctica política de la historia, implica también la debilidad y el miedo propios. Querer provocarle miedo a los votantes contra un adversario implica, necesariamente, tener miedo uno mismo de su propio fracaso ante la capacidad de convencimiento y de propuesta del adversario.

Pero además, acudir a estas prácticas habla de una percepción nada ética de la política, que implica inevitablemente un juego sucio, un juego maquiavélico con tal conseguir el poder. Cualquier costo, cualquier medio vale para el acceso al poder, el poder es un fin en sí mismo, y deja de ser el medio para lograr propósitos sociales de valor. En la historia, quienes han aplicado el miedo son quienes peores consecuencias han producido a las sociedades.


Cuando un grupo aplica prácticas de este tipo para no perder el poder es porque está podrido, porque su cáncer es irreverible y acuden a lo más bajo de los humanos. Miedo hay que tenerle a quienes se dejan engañar, a quienes hacen esto, porque es ahí donde está la esencia del miedo humano: en el engaño y la falsedad. En este momento es cuando nos damos cuenta que no importa la ideología, lo que importa es quiénes están detrás de ella...

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