domingo, 14 de noviembre de 2010

Nicaragua y Costa Rica en la escalada: modelos explicativos

Uno de los textos emblemáticos cuando se estudia Relaciones Internacionales es "La esencia de la decisión: análisis explicativo de la crisis de los misiles en Cuba" de Graham T. Allison, que en mi tiempo nos lo introducía la profesora Marianela Aguilar, una profesora deficiente pero muy preocupada. Con ella conocimos el libro y el libro nos enseñó muchas cosas, entre ellas cómo entender en 3 modelos explicativos un conflicto entre naciones.

Desde esos 3 modelos y la conjunción de los 3 al final podemos tratar de entender lo que sucede entre Nicaragua y Costa Rica. No solo se trata de las ambiciones desmedidas de Ortega, como hemos quedado en entender los ticos, en este conflicto influyen otras consideraciones que siempre podemos analizar y nos ayudan a explicar. Los modelos son el racional o clásico, el organizacional y el burocrático.

Los analistas y la mayoría de los costarricenses hemos interpretado la situación a partir del modelo racional: la situación es entre dos países que son unidades racionales de pensamiento y actúan como una identidad. Cuestionable, pero fácil, este modelo es el que aplican los miles de xenofóbicos que reventaron y ven al pueblo nicaragüense como parte de su país, aunque vivan aquí. También el de quienes ven a Costa Rica como un ente homogéneo que apoya a su gobierno incondicionalmente. Y no es así. Ni Costa Rica es tan valiente, ni es tan endeble, ni es tan unida; así como tampoco Nicaragua lo es: el 60% (en una encuesta en el Diario La Prensa de allá) de los ciudadanos nicas apoyaron la resolución de la OEA, por ejemplo. Asimismo, un polémico, quizás no muy claro, artículo de opinión de Rodolfo Cerdas del domingo tiende a verlo de esta manera.

Desde lo organizacional podemos definir mejores derroteros. El tema del canal interoceánico por el río San Juan (que según algunos no es técnicamente viable) incursiona aquí con su tinte de apoyos venezolanos e incluso iraníes, según sospechas de algunos medios. Para algunos el conflicto nace desde ahí, así como de intereses que resguardan las organizaciones ligadas a los países del ALBA.

Por otra parte, el Movimiento Libertario, fiel a su propuesta agresiva y desconectada del sentir costarricense, llamó a mayor firmeza del gobierno frente a los nicaragüenses. Varias instituciones llamaron a aceptar la ayuda militar canadiense, ofrecida en el ínterin de la discusión en la OEA. Desde la perspectiva organizacional también podemos entender cómo la OEA quedó disminuida otra vez, después de que su resolución fuera rechazada unilateralmente por Nicaragua, y al final, no tuviera ninguna incidencia. No era obligatoria y no lo fue para el gobierno de Nicaragua, a quien no le importa el parecer de los demás países del continente, excepto Venezuela.

En Costa Rica, tampoco es descartable el gran favor que Ortega le ha hecho a Chinchilla al desviar la atención sobre Crucitas, que tanto daño le venía haciendo a la imagen de la Presidenta. Eso sin anotar que ahora Ortega está usando Crucitas como ejemplo de contaminación de Costa Rica y eso, sin lugar a dudas, pondrá a los opositores al proyecto minero en un antipopular papel de defensores de la izquierda y de los intereses nicas en el país. Unos días antes, en medio conflicto, la Presidenta de Costa Rica había dado unas desafortunadas declaraciones tratando a los detractores del proyecto minero Crucitas como de radicales y trató de manipular a los campesinos y ganaderos de San Carlos, diciéndoles que los culpables de la pobreza eran esos radicales que no querían desarrollos. Los nicaragüenses, por su parte, ya están entendiendo que la invasión a isla Calero no es más que una cortina de humo electoral. En este caso usamos el modelo explicativo burocrático o gubernamental, el que analiza las instituciones del Estado y sus intereses.

El expresidente Arias reapareció, intencionalmente, para mostrar su desaprobación por la actuación de Chinchilla y argüir de manera reiterada, como abuelo oligarca resentido, que no se le había consultado nada a él en este conflicto; además la trató de débil y malagradecida. Arias y su séquito, incluyendo los mismos diputados de Chinchilla, pretenden mostrarse contrarios al gobierno, en la mira de las elecciones 2014, donde Rodrigo Arias postula su ambición.

Estos modelos se complementan y de esa conjunción pueden salir interpretaciones o análisis de verdad interesantes, que nos ayuden no solo a entender lo que sucede, sino a no caer en la trampa de los actores, dejándonos rodar por sentimientos arbitrarios y contradictorios que solamente perjudican a los pueblos de ambos países.

Del resultado de todos estos procesos ahora podemos ver cómo se ha gestado una escalada de violencia, en la que Ortega ahora pretende navegar también en el río Colorado, dice no retirar su presencia militar en la zona y descalificó a la OEA. Mientras tanto, en Costa Rica, las presiones para acudir a ayuda internacional aumentan y pareciera que el conflicto (ya no un simple diferendo) va para largo.

2 comentarios:

roche dijo...

Parece que Nicaragua quiere enfrentamiento bélico.
Cascos Azules, Canada, USA quien sea va provocar que soldados de los ejercitos del Alba, Iran o Rusia esten en esa zona, para qué?

Geovanny Debrús Jiménez dijo...

No creo que la cosa ande por ahí Roche, la escalada militar es muy peligrosa y CR la tendrá a raya.

En todo caso, veremos lo que viene.

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