Gobierno canalla e infame ante los indígenas

Desde ayer estoy en vilo, con el estómago revuelto, las palabras dignidad y respeto retumban en mi mente.

Los aborígenes costarricenses, sus representantes, han sido expulsados vilmente de la Asamblea a empujones, tratados como perros callejeros en medio de la lluvia, y eso no tiene perdón de Dios. Los conozco de mi pueblo, de Coto Brus, son gente humilde y pacífica, tan humilde que ahora están siendo humillados por un gobierno infame.

Durante 17 años ellos esperan la respuesta de gobiernos liberacionistas y del PUSC, para garantizar su autonomía, pero ahora en lugar de buscar soluciones los diputados del PLN, dirigidos por infames seres humanos como Villanueva y Viviana Martin, se ajustan a peros administrativos para no darles la dignidad y el respeto que se merecen.

Luisa Bejarano, la mujer que desde HOY es mi Héroe Nacional Indígena, se postraba en el suelo, aferrada a la pierna condescendiente de la diputada Carmen Granados (como Carmencita, la folclorista tan querida) para NO salir de la Asamblea. "De por si ya no tengo nada que perder, no tengo casa y ahora ni tengo tierra", exclamó Bejarano. Y yo lloraba por dentro y por fuera.

Para nadie es un secreto que yo respeto y admiro a Obregón, Garnier y Ávila, ministros de este gobierno, pero hoy considero al gobierno espurio, al gobierno que yo le venía teniendo respeto y tolerancia, hoy lo veo irrespetuoso e intolerante. Quiero ver a Manuel, Leonardo y María Luisa actuando a favor de estas pobres gente, porque ellos merecen la protección de nuestra cultura, nuestra educación y nuestra salud.

Pienso en todas las mujeres que ahora deberían verse reflejadas en Bejarano, no en Chinchilla y que sin pensarlo mucho deberían salir a apoyar a esta valiente mujer; que ama su pueblo, su cultura y sobre todo su TIERRA, su madre tierra, la madre de todos.

518 años después infames diputados y líderes costarricenses mancillan la dignidad de pueblos humildes y respetuosos, eso realmente me molesta y me enfurece. Más aún cuando recuerdo que además ayer 9 de agosto era el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. Todo un oprobio, un escupitajo no solo a ellos, sino a la dignidad de los que vivimos y amamos esta tierra bendita por todos los dioses y espíritus. Un atropello que no podemos permitir, porque sería como permitir que nos atropellasen a nuestras propias madres, el origen de las vida misma. ¡Actuemos gente!