martes, 6 de agosto de 2013

Sindicalismo en Costa Rica, una brevísima síntesis hasta hoy

Un estudiante universitario me pidió mi opinión de politólogo sobre los sindicatos y el por qué no cumplen con la misión para la que fueron creados -según él- en la actualidad. Mi respuesta fue esta y creo valioso compartirla. Debo admitir que es limitada y esforzadamente sintética, indudablemente dejo de lado muchos aspectos, pero el recuento histórico y la contextualización histórica es necesaria para la memoria.

1) No es cierto del todo que los sindicatos hayan perdido su vocación inicial, en realidad es un problema más complejo, incluso idiosincrático. Tiene que ver con el modelo hegemónico actual -de orden neoliberal- y con el comportamiento costarricense entorno a la política. Vamos a tratar de dilucidarlo:

2) En CR antes se hablaba de sindicatos blancos (socialcristianos y socialdemócratas) y rojos (socialistas), así como de solidarismo. Los blancos prácticamente desaparecieron porque el real socialcristianismo en CR también ha ido desapareciendo, porque el PUSC -el partido que suponía esta ideología- se hizo neoliberal y, más que eso, un partido utilitarista, es decir, en función de los interés de grupos económicos poderosos, como igual pasó en el PLN con la sociademocracia.

3) El sindicalismo que quedó, crítico, confrontativo y luchador fue el socialista. Permanece porque en Costa Rica el socialismo sigue siendo el mismo, como en toda América Latina (además con el apoyo emocional de que en Suramérica predomina el socialismo en estos momentos de la historia). Sin embargo, también hay intereses privados dentro de él que lo han puesto en mal, pero muchos son mitos creados, ninguno demostrado. Y esos mitos y cosas que ahora la gente cree sobre los sindicatos tiene que ver mucho con el trabajo de los medios de comunicación neoliberales (La Nación y Repretel principalmente) que han atacado constantemente a los sindicatos manipulando informaciones y exponiéndolas, por ejemplo, sin la versión de ellos. En CR domina el neoliberalismo en estos momentos de la historia y es lógico pensar que los sindicatos sean víctimas y cómplices de ataques fuertes en su contra en calen en la población. Por eso su percepción inicial está un poco sesgada y necesita más información.

4) El solidarismo, más allá de la genial propuesto de don Alberto Martén, se convirtió en una especie de cooperativa de ahorro y crédito que las empresas usan también para anular al sindicalismo. El solidarismo supone la conciliación de los intereses de patrón y trabajador, empero, en la práctica el solidarismo no actúa para defender a los trabajadores cuando el conflicto es fuerte, es decir, es económico o de derechos, por eso ahora es solo una entidad admintrativa financiera sin trabajo político y social.

5) En conclusión, el sindicalismo no ha dejado de hacer lo que tiene que hacer, el problema es que lo hace desde una trinchera sin flancos, es víctima y cómplice de la realidad y en él también coexisten intereses creados que, al final de cuentas, tienen que ver en mucho por la misma sociedad individualista y materialista en la que se vive, así como con el ser idiosincrático del costarricense al que se refieren Abelardo Bonilla, Isaa Felipe Azofeifa, Sancho, Pío Víquez, Yolanda Oreamuno, entre otros (este tema da para otro ensayo que no viene al caso).

6) Por último, muy importante, el sindicalismo es un contrapeso al poder hegemónico y aún cuando sus acciones no respondan a todas las expectativas e intereses, su existencia es vital para la democracia y el sano balance de pesos y contrapesos de una sociedad libre, democrática y equilibrada para todos. Todos los grupos de presión lo son y pretender anularlos es solo un compotamiento dictatorial, aristocrático y servil a intereses de cúpulas de interés, de grandes intereses económicos.

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