jueves, 10 de julio de 2014

Ofelia, la política que nunca debió ser Defensora de los Habitantes

Dicen que el tiempo nos dará la razón, y es cierto. El tiempo me ha dado la razón tanta veces que podría decir que solo el tiempo me quiere y me valora realmente.

Cuando un 15 de diciembre de 2009, un grupo de diputados liberacionistas -para que no nos falte-, acuerpado por turecas y acomodadizos que negocian con la patria, decidió nombrar a Ofelia Taitelbaum como Defensora de los Habitantes, tuve claro que ese acto era el símbolo determinante del exceso y abuso de poder de los Arias en Costa Rica. Fue, digamos, la gota que derramó el vaso.

No viene al caso abundar en las razones que tenía (están aquí) para oponerme a ese nombramiento, pero ese mismo día abrí una página en Facebook para promover una marcha y manifestar el desacuerdo, ahora ya de miles de ticos. En un par de semanas, la página se había convertido en la entidad que organizaba la manifestación y acumulaba más de 2.000 contactos, la gran mayoría gente muy comprometida.

Nos movían el atentado a la democracia y el sano equilibrio de poderes, el anti-Arismo acumulado y la lamentable politización de su nombramiento. Y esas razones eran tan poderosas que según un sondeo en Teletica Canal 7 de aquel momento, el 87% de la gente estaba en desacuerdo con el nombramiento de Taitelbaum (Imagen: una caricatura de Mecho que fue divulgada en aquel momento).

Y el 20 de diciembre se dio la marcha, con tanto éxito y proyección en la prensa que surgieron vulgares amenazas de algunos liberacionistas, como uno de apellido Sansonetti, que expresó en un correo interno del PLN la siguiente belleza: "No nos dejemos y si fuera el caso, armémonos de valor para ir a volar garrote contra aquellos esbirros el 4 de enero para defender a la próxima Defensora de los Habitantes".

Durante varias ediciones estuvimos en la portada de La Nación y fuimos de las noticias más seguidas y leídas en ese medio y muchos otros. La siguiente parada era el 4 de enero y ahí duró el campamento durante una semana, hasta que se agotaron las fuerzas y el ánimo, como esperaba al rechinante nueva Defensora, que muchos calificaban como "Ofensora de los habitantes".

Para mí fue especialmente doloroso que algunos funcionarios de la Defensoría salieron en su defensa -en una reunión que tuvimos con ella y algunos funcionarios- con el criterio de "Dejémosla trabajar y demostrar lo que puede hacer". Confieso ahora que aquello me bajó el ánimo, porque me pregunté ¿qué o a quién estamos entonces defendiendo, si estos acomodadizos les importa poco a quien tienen como jefe? Luego comprendí que aquellos funcionarios solo querían congraciarse con la nueva jefa...

Ofelia fue detestablemente soberbia, cuando dijo: “Si ellos pudieran montar una marchita todos los días, les quedaría muy bien, por la atención que les prestan. Pero yo lo considero gajes del oficio”. Y no era de extrañar, ella había sido diputada en ese mismo gobierno de Arias y su filiación partidista era clara, a ella le importaba poco la oposición popular, ella tenía la mano del todo poderoso sobre su cabeza.

Y don Óscar Arias fue aún más arrogante, escupió entonces: “Yo creía que los males de la democracia se corregían con más democracia, ya no”. Y claro, Arias Sánchez estaba aceptando que el nombramiento de aquella jerarca no era más que una movida clarísima, incluso dictatorial, para controlar OTRO poder de la República, en un Estado donde él había metido tenazas como un pulpo.

Pero la oposición y desprecio del pueblo era grande. Un blog popular en aquel momento, que tenía un concurso de "anti-personaje del año" -el Fusil de Chispas-, puso una votación en la que Taitalbaum ganó merecidamente el galardón.

"La elección de la diputada gobiernista Ofelia Taitelbaum como Defensora de los Habitantes es la más denigrante, estúpida, corrupta e inmoral farsa que este país ha presenciado en no sé cuántas
década", se dejó decir el recien fallecido Alberto Cañas.

Lisbeth Quesada, ex Defensora de los Habitantes, también fue enfática: "Después de la "tomada de pelo" a los y las costarricenses o del "fraude" como dice el Diputado Quirós Lara, el 15 de Diciembre del 2009, quedará en la historia de Costa Rica como un martes negro..."

La oposición era tan grande que hasta liberacionistas consciente aparecieron: "Soy liberacionnista, pero me opongo a este nombramiento tan deliberado y tan sucio!!!", dijo Gabriel Coto Rodríguez.

El 15 de diciembre también abrió el inicio de una nueva posibilidad mediática: las redes sociales podían movilizar cientos y miles de personas para manifestar desacuerdos políticos. La página se convirió en un ícono de esa posibilidad, pero luego el Facebook fue modificado y esto ya nunca más fue posible.

En las marchas los discursos fueron incendiarios, pero siempre había defendido y querido que toda aquella manifestación se mantuviera como una voz de la sociedad civil, no de los partidos políticos. Era el preámbulo de las elecciones y el entonces candidato Ottón Solís del PAC, así como representantes del Frente Amplio y grupos de presión, como sindicatos y asociaciones, se expresaron en apoyo del movimiento popular que, para enero de 2010, dirigíamos sin formalidad alguna, varias personas.

Los discursos, que les dejo en video, eran bastante claros. La indignación, mayúscula:


Así las cosas, la reelección en abril pasado nos sacó a muchos del olvido, para sorprendernos cómo se cometen en este país tantos y tan graves errores, una y otra vez, desde el engaño del populismo. Ofelia en los últimos meses empezó a hacerse pública en la prensa para lograr los votos de sus opositores defendiendo causas de minorías (fecundación in vitro, homosexuales, entre otros). Una estrategia hábil, es de reconocerse, pero que los diputados cayeran en ella, eso sí me sorprendió, porque incluyó ex-diputados del PAC y hasta fue apoyada, en algún momento, por el Frente Amplio.

La reelección era un gravísimo error y lo dije, nuevamente. Pero nadie escuchó, hasta que Canal 9 un día dio a conocer lo que ahora será investigado y, sin corresponde, investigado.

Por eso, que ahora Ofelia Taitalbaum se vea implicada en esta situación no sorprende, era la crónica de una razón que necesitaba el tiempo para comprobarse. 

Ojalá haya lecciones históricas que sean aprendidas por los diputados. Lo primero es despolitizar este nombramiento, lo segundo es nombrar a alguien por méritos y no por partidismo o amiguismo, pero además -y es lo más importante- la Defensoría de los Habitantes debe someterse a un análisis estricto, en el que se valore para qué sirve realmente, si está ejerciendo una posición importante en esta democracia y cómo, así como estudiar si puede ser mejorada y empoderada para que sus dictámenes puedan tener mayor influencia o efecto en las decisiones políticas de la sociedad, y no que solamente sirva como plataforma para dar unos puestos políticos, a gente muy capaz sin duda, y justificar una aparente defensa del pueblo que no se estaría dando como corresponde.

Lo que nace mal, termina mal. Ofelia Taitelbaum nunca debió ser Defensora de los Habitantes y ya queda confirmado.

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