jueves, 10 de septiembre de 2015

Entre atenienses y espartanos: el nuevo capítulo de la novela política costarricense

Geovanny "Debrús" Jiménez. Todos hacen saludos a la bandera, todos son víctimas y son verdugos, y todos somos especialistas en culpar a los otros y no asumir nuestra parte de responsabilidad patria.


La reacción del sindicalista Fabio Chávez en una conferencia de prensa es el resultado de una frustración y una ira contenida, pero no solamente la de él, sino la de todos los sectores que se frustran en algún momento y se indignan ante lo que consideran injusticias.

Vamos a tratar de poner acentos sobre la vocales en el caso de la reciente novela de la farándula político-mediática:


1) Hace meses y años que los políticos de los partidos y de los grupos de presión vienen resintiendo el manejo arbitrario, descaradamente parcializado y cuestionablemente veraz de alguna prensa con ellos. No es nuevo que alguien pierda las casillas, como Fabio Chávez, dándole material a los medios de comunicación poderosos y sensacionalistas (no podemos incluir a todos) para replicar su valentía y su llamado enfático por la libertad de "informar" y de expresarse. Armando González, director de La Nación, dijo entre líneas algo así: "Vamos a seguir diciendo lo que queremos aunque no les guste". "Cada quien interpreta como le da la gana", dijo Chávez. Ambas reacciones están cargadas de confrontación y disputa entre sectores con intereses creados.

2) Las amenazas indirectamente evidentes de Chávez son improcedentes, odiosas y rechazables, porque son de mal gusto, pero además porque llaman a la violencia social de un grupo contra otro: los sindicatos contra la prensa. De eso no quepa duda alguna, el sindicalista no solo la sacó del estadio, si no que se sacó a sí mismo del estadio.


3) No podemos incluir a todo el sindicalismo por la declaraciones iracundas de un solo dirigente, como ahora la derecha y esa prensa costarricense quiere hacer ver. Es como meter a todos los empresarios en un solo paquete por algunos cuantos que son corruptos y se meten al Estado a aprovecharse de los fondos de todos los ticos. Es claro que la prensa poderosa del país tiene desde hace rato una confrontación con el sindicalismo costarricense, y que se marca en la reciente oleada de informaciones rebuscadas contra el ala izquierdista del gobierno y los grupos de presión con "énfasis social" (defienden trabajadores e intereses de ellos, aunque solo de algunos).


4) Tampoco podemos meter a todos los medios de comunicación en un solo paquete, aunque no vamos a engañar a nadie con el saludo a la bandera ese de la "libertad de prensa", en el que podemos aprovechar el poder que tenemos y joder a unos en beneficio de otros, y además pretender salir inmunes ante esos actos evidentes. Cada vez que escucho a un jerarca de algunos medios aludiendo a los derechos y las libertades de la comunicación recuerdo automáticamente a Bush hablando de libertad y democracia mientras invadía un país sin armas nucleares por el solo hecho de tener petróleo que ellos querían. Por supuesto, tenemos una prensa y tenemos periodistas decentes que ofrecen al público visiones y criterios balanceados, no solamente títulos amarillistas para atraer al público.


4) Los privilegios de las convenciones colectivas, hasta los mismos empleados públicos lo saben, son insostenibles en algunos casos. Si no las renegocian se van a quedar sin el santo y sin la limosna. Pero aquí hay un tema de fondo: tenemos trabajadores del Estado de primer mundo y trabajadores del sector privado de tercer mundo, tanto en lo público como en lo privado también hay de "segundo" mundo. ¿Equiparar hacia arriba o hacia abajo? Hacemos a los públicos de tercer mundo o de segundo mundo, dejamos que los privados sigan en tercer mundo o los ponemos en mejores condiciones. Es inaudito que ahora hasta cursos dan para enseñarle a los patrones a evadir responsabilidades laborales con sus empleados. Es inaudito que en 2015 aún los empleados de las bananeras sigan siendo explotados (contratados cada 3 meses) y no tengan estabilidad laboral ni económica porque viven siendo subempleados año tras año y ningún gobierno ni ningún Ministerio de Trabajo "y Seguridad Social" HACE ALGO por enfrentar estas grandes empresas de latifundio que hasta subsidios estatales han recibido. Eso sucedía en 1936 y todavía sigue igual, eso es tercer mundo. ¿Cómo va a cambiar la región Caribe del país así?


5) Costa Rica es un país de culpas compartidas, no somos de primer mundo por gracia del aporte (la falta de él) de todos los sectores, de todos los que nos damos por el pecho: empresarios que roban millones y quedan impunes (ni los obligan a devolver o cumplir), sindicatos con convenciones abusivas, políticos rastreros de los intereses de grupos sin vocación de estadistas, políticos corruptos, medios de comunicación amarillistas y con agendas bien marcadas en intereses creados (y evasiones al fisco), y también usted y yo, los ciudadanos que no hacemos ni la nota 7 que por decencia nos exige el conformismo tico, mucho menos pensar en ser buenos, muy buenos o excelentes.


En Costa Rica también podemos estar con los atenienses algunas veces y con los espartanos en otras, según sean las razones. Vivir escupiendo al aire, vociferando y culpando a los demás de lo que yo soy incapaz de hacer o mejorar tampoco es saludable. La politiquería era asunto del siglo pasado, Costa Rica nos pide madurez.

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