sábado, 7 de febrero de 2015

La prensa en el entredicho y la violencia virtual en Costa Rica

El politólogo Claudio Alpizar Otoya, asediado por medios de comunicación en el país,​ hace un reclamo a propósito de una nota del Diario Extra sobre Rodolfo Piza y Wálter Muñoz que considera mal intencionada y manipuladora, y que define como "una nota sin contexto real, malintencionada, cargada de los más bajos principios de un “periodismo” bajo y desinformado, al que no le importa dañar a las personas y a sus familias. “Periodismo” que tanto daño hace a la sociedad al priorizar inventos de novelas sin sustento". Creo que solo faltaba él, ahora que lo siente en el cuero de políticos conocidos y apreciados, quien hiciera una denuncia de este tipo.

Una vez fue la izquierda contra la "Nazión" por no denunciar, por omitir o por deformar, luego la derecha cuando les delataron sus corruptelas o cuando atacaron sus gobiernos predilectos, pero todos y todas hemos sido "víctimas" de la prensa irresponsable. Lo que tiene sentido si somos justos es que deberíamos solicitar una revisión de principios a TODA la prensa, incluyendo por supuesto a La Nación, La República, Repretel, Amelia Rueda, Crhoy.com y ahora hasta al Canal 9. Este debería ser un tema nacional en este momento.

Hace poco decía, a partir del caso de la Procuradora y Soley que detrás había un interés manifiesto de los grupos de interés por gobernar el país. Y, aunque sigo sosteniendo esa afirmación con base en las agendas noticias de esos medios y lo explicado en el texto de marras, creo que hay otro aspecto más de índole comercial y de la dinámica que le es propia al periodismo en la actualidad.

Como partícipe de la comunicación en Costa Rica y siendo politólogo, le puedo afirmar, con un simple monitoreo de una semana, que lo manipulador y tendencioso de los medios aplica para todos y para todas, pero más aún contra el gobierno en ejercicio; por eso siempre me ha parecido facilona y sospechosa esa tendencia de los analistas que siempre nos acomodamos a criticar al gobierno, para ser parte del deporte nacional del choteo y el berreo, y no siempre hacemos una valoración balanceada de los hechos, causas y consecuencias. Este caso de la Extra que molesta a Alpízar es uno en cientos y hasta miles; con el caso Soley y con don Ronald Vargas han sido aún más fuertes y manipuladores, desde el manejo de los títulos hasta los contenidos tergiversados.

Pero ojo, si a alguien le interesa, aquí la pregunta de verdadero análisis crítico es: ¿responden los medios a la necesidad de morbo del costarricense y por eso lo venden, o los medios ya educaron a la gente para comprar el morbo? La realidad es que este tipo de "noticias" y "notas" periodísticas, de chismes y noveletas tipo mexicanas es ahora lo más común en el medio, y la explicación más sencilla es que ese chisme vulgar y esa banalización de la política en un reality show emociona a los costarricenses. También, por supuesto, hay un trasfondo educativo, que enfrenta un inmenso vacío, porque "educa" para crear técnicos, no pensadores que cuestionen este tipo de cosas.

Si dejamos pendiente ese tema que debería estar en simposios y congresos de educación y ciencias sociales en general, es preciso invocar la preocupación de que la política y los temas de gran interés en el país están siendo no solo desplazados, sino que también abarcados desde una óptica comunicativa del espectáculo y el vacilón. Si consideramos que de la política se desprenden intereses vitales de los seres humanos, esta actitud nos produce una alerta sin precedentes.

Asimismo, nos deja un sinsabor si coincidimos en que la actitud costarricense, generalizada en redes sociales y en quienes consumen y comentan los medios de comunicación, es decir, la mayor parte del país, nos muestra a un ciudadano chabacano, desinteresado, desconocedor y sin interés por conocer, egoísta y, de manera aún más preocupante, cada vez más violento y más estúpido. La política ha sido convertida en un espectáculo de pasarela, cada semana un modelo nuevo, donde el pueblo se retuerce y explora sus más bajas conductas sociales. Esa situación podría no ser nueva desde el circo romano, pero en Costa Rica no lo era tanto como ahora, o bien no lo era de manera tan visible como ahora.

¿Somos lo que los medios explotan? Si es así, deberíamos estar bien asustados, porque lo reflejado deja mucho que desear y, en ese marco visual que imaginamos, el desarrollo es solamente una utopía, porque no solamente no lo merecemos, sino que no tenemos ningún mérito para alcanzarlo.

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