sábado, 28 de febrero de 2015

Un TLC para una Costa Rica mucha galleta

¿Por qué algunas empresas -foráneas o nacionales- se van de Costa Rica? Es simple: porque ya no les conviene estar aquí, pero eso no se debe en gran cantidad de casos, a causas de orden político, sino mayoritariamente de índole económica y comercial, porque su función es crear economía. Por supuesto, en esa multiplicidad de factores, la confianza política también permea.

Más allá de mi percepción sobre la intenciones del empresario "Macho" Pozuelo de llevarse la mitad de su operación de Costa Rica, lo preciso aquí es valorar los indicadores que ha dado él en las redes sociales en una clara posición de derecha y neoliberal, vociferando en contra de gobiernos, partidos políticos y organizaciones con ideas y conceptos de centro o centro-izquierda. Si consideramos que el gobierno tiene una posición de centro, socialdemócrata, no extraña que aproveche una circunstancia comercial como la de su empresa para manifestarse en contra del gobierno. 

Pero esto es aún más importante: las razones por las que una empresa mueve sus operaciones de un país a otro no son solamente políticas, sino que responden a intereses comerciales y económicos. Si él decide irse del país es porque a nivel comercial no le sirve estar en este país, pero no necesariamente por los temas políticos. 

No son de recibo, por ejemplo, los argumentos de aumento en la electricidad o los requerimientos de Hacienda en Costa Rica, porque dice irse a países donde esas condiciones son peores, como Nicaragua y Estados Unidos. Finalmente, todo deja la impresión de que se trata de manipulación en procura de posiciones ideológicas y partidarias, más que las verdaderas razones por las que una empresa decide mover sus operaciones.

Es similar con el caso Burguer King. ¿Por qué cierran locales? Lo hacen porque no han podido con la competencia. Es evidente que los últimos meses han entrado al país muchas franquicias de comidas rápidas y eso amplía el panorama competitivo, pero además es relevante considerar el hecho de que a nivel mundial algunas franquicias están en clara decadencia frente a otras. Mientras Mac Donalds parecía decadente, pero luego se recupera e invade los espacios del comercio, "BK" ha estado -sin ocupar un análisis mercadológico- en clara inercia, sin apoyo en publicidad y con una débil competencia ante los precios populares que impuso Taco Bell y luego la Mac adoptó. Pero hay decenas de otras empresas que ofrecen productos similares y hasta de mejor calidad y precios.

En el caso de Jacks es evidente que "Productos Diana" entró al país con mucha fortaleza y se ha apropiado de una porción grande del mercado de snacks. Además de la competencia histórica que ya tenían con la "nacional" Tosty y otras marcas importadas. La posición de Pozuelo es abiertamente conveniente y no responde a que las condiciones del país hayan cambiado tanto, como él pretende plantear. El país no ha tenido cambios ostensibles en unos meses como para provocar eso, sino que corresponden a un proceso de años, es decir, desde gobiernos anteriores.

Y aquí podemos citar a Bengelmann, Wendys y otras franquicias pequeñas que han tomado empresarios nacionales, entre otras. Es la realidad de la globalización, no la causa de las políticas gubernamentales. En estos momentos, a ojo de tigre, casi podríamos decir que tiene más futuro una soda de pueblo que adoptar una franquicia que venda hamburguesas o comidas rápidas.

En estos negocios de snacks, comidas rápidas y otros hay una dependencia muy fuerte de la publicidad y sin ella están condenadas al fracaso. Esa es, también, la realidad de la competencia globalizada.

Y estas son clarísimas consecuencias, les guste aceptarlo o no, del controversial TLC con Estados Unidos que tanto apoyaron personajes como el visceral "Macho" Pozuelo y otro empresarios nacionales. Recuérdese que una empresa que apoyaba el TLC, vendió semanas después, como lo fue la Atlas. El TLC vino -como dicen nuestros campesinos- a hacer leña a la empresa nacional. Goliat se ha ido consumiendo a David lenta y decididamente; ese era el plan.

Por todo esto, el asunto es que fuimos "mucha galleta" para empujar ese TLC, para creer ciegamente en consignas de orden económico liberal como la "buena competencia", "la ley de la oferta y la demanda" o "la mano invisible". Ahora seamos "mucha galleta" para aceptar las culpas compartidas y dejar de andar buscando inocentes para culpar. Y esa responsabilidad, valerosamente debemos decir, no la están asumiendo los empresarios nacionales, apoyados por los grupos de interés que tradicionalmente los han apoyado. ¿La culpa es de ellos? NO, en Costa Rica las culpas son compartidas, el gobierno es reflejo de quienes somos; acumulan culpas tanto políticos, empresarios como ciudadanos corruptos, oportunistas e irresponsables con el país.

El asunto no es de género -políticos, empresarios, sindicalistas, burócratas, ciudadanos, etc-: el asunto es de actitudes, de grupos y de personas.

sábado, 21 de febrero de 2015

Cómo se construyen los mitos que destruyen gobiernos

No todos tenemos claro el concepto de "mito" en la política. Muchos asocian la palabra con aquello de "mitos y leyendas" de la secundaria -y que nunca no enseñaron bien ni tuvimos interés de aprender-, otros piensan en algo místico o mítico, pero imagina cosas misteriosas. Pero no, no es nada de eso, se trata de construcciones sociales que se repiten con el tiempo y terminan siendo, aunque no lo sean, verdades aceptadas por el pueblo.

El DRAE tiene varias acepciones, una de ellas se refiere a la del "Cole": "narración maravillosa situada fuera del tiempo histórico", así como la que lo define como una "persona o cosa a las que se atribuyen cualidades o excelencias que no tienen", así como un personaje o historia "que condensa alguna realidad humana de significación universal". Ahora bien, en las Ciencias Sociales un mito se define más por una construcción social. Un ejemplo sencillo es aquello que la gente reproduce con tanta facilidad y tantas veces a través del tiempo, que termina convirtiéndose en una verdad irrefutable. Por ejemplo, un mito conocido en Costa Rica es que el huevo de tortuga es afrodisiaco. Eso convirtió el negocio de los huevos de tortuga en algo rampante y luego puso a esos extraordinarios seres vivos en extinción. Pero NO es cierto, el huevo de tortuga no es afrodisiaco y ni siquiera tiene más proteínas que un huevo de gallina corriente.

Pues bien, eso pasa en política. Y cada vez más a menudo, porque los mercaderes de la política y los estrategas de los partidos políticos han aprendido aquella máxima nazi: "miente miente que algo queda".

En política es relativamente fácil construir un mito, aunque sea un mito temporal, si se tiene el favor de los medios de comunicación y se tienen recursos para manipular redes sociales como el Facebook. Y la forma más fácil de lograr eso es creando polémica contra el gobierno, aunque sea de una insensatez, pero que revista de cierta veracidad y logre contradecir la propuesta gubernamental. No obstante, también se logra creando un poco de circo y espectáculo, y todo se hace raudo y fácil cuando los medios y la gente tienen arraigo con ese deporte que es la crítica per se al gobierno; es decir, el hábito de los ciudadanos de culpar al gobierno por todo, aunque sea culpa del Estado o culpa de las instuticiones, o incluso aunque sea culpa de la misma ciudadanía. Siempre será fácil desplazar las culpas para no enfrentarlas y todo gobierno sabe que tarde o temprano será víctima de esa rutina en la opinión pública.

Un ejemplo fácil: opositores y troles -pagados o no- al actual gobierno de Luis Guillermo Solís construyeron una historia de supuesta "falta de idoneidad, nepotismo y especies afines" de varios jóvenes veinteañeros que trabajan en Casa Presidencial. Para ello se apropiaron de una ligereza web que los ponía con jefatura y altos cargos, primero anunciando que ni tenían títulos universitarios. Como en campaña el ahora Presidente anunció que escogerían a los mejores y más capacitados, eso generó en principio una masiva reproducción del contenido, incluyendo a políticos de vieja data como Emilio Bruce (ex-presidente de la Fischel en el marco del polémico Caso Caja-Fischel, quien fuera implicado y luego sobreseído por esa causa) y, por supuesto, los foros de Facebook, que se han convertido en el espacio perfecto para poner a hervir mentiras, falacias y engaños de todo tipo, normalmente ilustradas con el ingenio de los memes. El punto es que en dos días algo que parecía intrascendente, pronto tuvo eco de parte de la prensa, incluyendo por supuesto al reproductor de chismes de Facebook y "videos interesantes", Crhoy.com, y luego a La Nación, entre otros. Y eso ya lo hizo viral.

Luego el gobierno aclaró, a medias, como que si y como que no, a media verdad entre la mentira y la falacia -como parece funcionar comunicación en Casa Presidencial y de lo que se siguen aprovechando otros-, pero ya era tarde, muy tarde. Cuando unos pocos sabían que los puestos de los muchachos son de confianza, que estaban en regla -ética y legalmente- y tenían capacidades demostradas, graduados con honores y otras calificaciones apropiadas según lo que el Presidente pudiera necesitar para un puesto de confianza, la mayoría de la gente ya estaba calificando de argollas, nepotismo y otros epítetos desvalorizados en este contexto. Ya estaba construido el mito y haciendo el daño para el que fue ideado: mermar la ya de por sí escuálida imagen del Presidente Solís.

Si el mito no se combate a tiempo, en cuestión de horas, entre las redes sociales y los medios de comunicación pueden convertirlo en una verdad que, finalmente, quede en el ideario de reproches que almacena la gente contra un gobierno. Esa se supone es la labor del monitoreo de redes y medios en Casa Presidencial y de aquello relacionado con la Comunicación en ese despacho principal del gobierno.

Los mitos políticos sirven para desprestigiar. Construirlos es una labor de proselitistas (ahora conocidos como pegabanderas o troles), pero idearlos es cosa de estrategas electorales, que usan a las ovejas del redil para afectar el trabajo de otros, esos otros que atentan o podrían atentar contra los intereses que defienden esos estrategas. Es decir, el mito es un arma de los grupos de interés contra el gobierno.

Las redes sociales vinieron a favorecer la democracia en la comunicación, pero también han permitido la creación de mitos gracias a la rápida diseminación de los contenidos maliciosos, controversiales o sensacionalistas de las páginas que se dedican a eso, incluyendo medios de comunicación, así como las imágenes con contenido hilarante o irónico mejor conocidas como "memes".

El mito de los jóvenes asesores de Presidencia pareciera temporal y lo será en cuanto algunos dicen que en Costa Rica no hay espectáculo que dure más de 3 días, sin embargo, estos mitos van quedando en la imaginería colectiva de las personas y más temprano que tarde serán reproducidos de nuevo para mermar la imagen no solo del Presidente Solís, sino del partido de gobierno, en sus lógicas aspiraciones por reelegirse en el 2018. Asimismo, esos mitos se convierten en insumos y caldos de cultivo para las futuras campañas electorales: las municipales del 2016 y las nacionales de 2018.

En efecto, la gran labor actual de los estrategas electorales, consciente o inconscientemente, en este tiempo, no es solamente crear los mitos, sino además lograr que se mantengan por lo menos esos "tres días de fama". Ahora bien, ustedes dirán: "este anda en los terrenos de las teorías de la conspiración". Pero no, el asunto es que todo esto no se da de manera institucionalizada, sino como una conducta genérica del Zoon politikon, de ese animal político que huele, es decir, tiene intuición -además de teorías y estadísticas- para detectar por dónde va el camino de la política y de los intereses que se distribuyen en su longitud. Las actuaciones de los estrategas (que también pueden ser líderes o simples proselitistas) usualmente se hacen de oficio, quiero decir: por definición, porque están acostumbrados y conocen bien la dinámica de lo político. Y para eso no es necesario hablar de teorías conspiracionistas, sino de tendencias partidarias, ideológicas y, principalmente, de intereses preconcebidos.

En este panorama el espectador (lector o ciudadano) es víctima en la medida que no tiene armas para discenir cuándo se trata de una manipulación o de una historia real basada en datos y criterios irrefutables (aunque todos lo sean), sino que sigue como oveja lo que los medios o las redes sociales reproducen como verdad. Algunos no necesitan discernir, porque no quieren, porque están esperando estos contenidos para hacer la cadena con gusto por razones personales, partidarias o ideológicas, otros no pueden porque no tiene la base educacional, de criterio propio y real capacidad crítica para hacerlo, pero también están quienes no quieren discernir porque su deporte es la crítica, el chisme, la hipercrítica y el berreo.

Finalmente, es claro que un pueblo educado que sabe discernir no es víctima de mitos con mucha frecuencia, excepto que lo quiera.

sábado, 7 de febrero de 2015

La prensa en el entredicho y la violencia virtual en Costa Rica

El politólogo Claudio Alpizar Otoya, asediado por medios de comunicación en el país,​ hace un reclamo a propósito de una nota del Diario Extra sobre Rodolfo Piza y Wálter Muñoz que considera mal intencionada y manipuladora, y que define como "una nota sin contexto real, malintencionada, cargada de los más bajos principios de un “periodismo” bajo y desinformado, al que no le importa dañar a las personas y a sus familias. “Periodismo” que tanto daño hace a la sociedad al priorizar inventos de novelas sin sustento". Creo que solo faltaba él, ahora que lo siente en el cuero de políticos conocidos y apreciados, quien hiciera una denuncia de este tipo.

Una vez fue la izquierda contra la "Nazión" por no denunciar, por omitir o por deformar, luego la derecha cuando les delataron sus corruptelas o cuando atacaron sus gobiernos predilectos, pero todos y todas hemos sido "víctimas" de la prensa irresponsable. Lo que tiene sentido si somos justos es que deberíamos solicitar una revisión de principios a TODA la prensa, incluyendo por supuesto a La Nación, La República, Repretel, Amelia Rueda, Crhoy.com y ahora hasta al Canal 9. Este debería ser un tema nacional en este momento.

Hace poco decía, a partir del caso de la Procuradora y Soley que detrás había un interés manifiesto de los grupos de interés por gobernar el país. Y, aunque sigo sosteniendo esa afirmación con base en las agendas noticias de esos medios y lo explicado en el texto de marras, creo que hay otro aspecto más de índole comercial y de la dinámica que le es propia al periodismo en la actualidad.

Como partícipe de la comunicación en Costa Rica y siendo politólogo, le puedo afirmar, con un simple monitoreo de una semana, que lo manipulador y tendencioso de los medios aplica para todos y para todas, pero más aún contra el gobierno en ejercicio; por eso siempre me ha parecido facilona y sospechosa esa tendencia de los analistas que siempre nos acomodamos a criticar al gobierno, para ser parte del deporte nacional del choteo y el berreo, y no siempre hacemos una valoración balanceada de los hechos, causas y consecuencias. Este caso de la Extra que molesta a Alpízar es uno en cientos y hasta miles; con el caso Soley y con don Ronald Vargas han sido aún más fuertes y manipuladores, desde el manejo de los títulos hasta los contenidos tergiversados.

Pero ojo, si a alguien le interesa, aquí la pregunta de verdadero análisis crítico es: ¿responden los medios a la necesidad de morbo del costarricense y por eso lo venden, o los medios ya educaron a la gente para comprar el morbo? La realidad es que este tipo de "noticias" y "notas" periodísticas, de chismes y noveletas tipo mexicanas es ahora lo más común en el medio, y la explicación más sencilla es que ese chisme vulgar y esa banalización de la política en un reality show emociona a los costarricenses. También, por supuesto, hay un trasfondo educativo, que enfrenta un inmenso vacío, porque "educa" para crear técnicos, no pensadores que cuestionen este tipo de cosas.

Si dejamos pendiente ese tema que debería estar en simposios y congresos de educación y ciencias sociales en general, es preciso invocar la preocupación de que la política y los temas de gran interés en el país están siendo no solo desplazados, sino que también abarcados desde una óptica comunicativa del espectáculo y el vacilón. Si consideramos que de la política se desprenden intereses vitales de los seres humanos, esta actitud nos produce una alerta sin precedentes.

Asimismo, nos deja un sinsabor si coincidimos en que la actitud costarricense, generalizada en redes sociales y en quienes consumen y comentan los medios de comunicación, es decir, la mayor parte del país, nos muestra a un ciudadano chabacano, desinteresado, desconocedor y sin interés por conocer, egoísta y, de manera aún más preocupante, cada vez más violento y más estúpido. La política ha sido convertida en un espectáculo de pasarela, cada semana un modelo nuevo, donde el pueblo se retuerce y explora sus más bajas conductas sociales. Esa situación podría no ser nueva desde el circo romano, pero en Costa Rica no lo era tanto como ahora, o bien no lo era de manera tan visible como ahora.

¿Somos lo que los medios explotan? Si es así, deberíamos estar bien asustados, porque lo reflejado deja mucho que desear y, en ese marco visual que imaginamos, el desarrollo es solamente una utopía, porque no solamente no lo merecemos, sino que no tenemos ningún mérito para alcanzarlo.
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