martes, 4 de marzo de 2014

El legado PAC después de 13 años

Fue un domingo de diciembre de 2001, cuando por las calles de Heredia -curiosamente- cientos de carros pitaban frenéticamente con su bandera rojiamarilla. Vivía en el centro, por el Barrio El Carmen y, ante mi sorpresa, me enseñan la portada del periódico La Nación. Un nuevo partido, comandado por el ex-liberacionista Ottón Solís Fallas, estaba de tercero en la intención de voto de una encuesta. 

Hasta ese momento, este politólogo tirado a educador en aquel momento, frustrado con la política tradicional del PLUSC y considerando seriamente en abandonar toda pretensión con esa hermosa carrera en la que se había graduado en 1997, siente cómo algo vibra en su interior y le brillan los ojos. Y entonces empiezo a hurgar para conocer sobre ese partido al que, con el dolor de mi escuálido bolsillo, le había comprado una camiseta. Leo su programa y retumban en mi mente varias palabras: austeridad, ética, consistencia entre el decir y el hacer, lucha contra el clientelismo, coherencia y, ante todo, decencia. Recupero la esperanza y ese es el primer gran legado del PAC, porque sé que muchos costarricenses más también lo hicieron.

El PAC le dio a la gente con pensamiento de centro-izquierda la alegría de hacer campaña con optimismo, con seriedad, pero también con alegría. El derrotismo había dominado la escena de la oposición en Costa Rica, pero de repente, como fue en 2002 y como ha sido a finales de 2013 y principios de 2014, la gente se ilusiona de nuevo con la posibilidad de la esperanza. Ha sido también la esperanza por recuperar el ideario socialdemócrata que el PLN había abandonado con el arismo.

Al principio se decía que era un voto protesta, ciertamente, pero además era un voto protesta con contenido programático y con valores claros. Para el 2002 se logró el 25% de votos y una buena representación legislativa, marcando un punto de ruptura con el bipartidismo y dando inicio así a una nueva era en la forma de hacer política en Costa Rica. Con la caída del PUSC y los escándalos de corrupción en ese partido con sus expresidentes, el PAC cosecha el suficiente apoyo para convertirse en la segunda opción y desplazar a los socialcristianos, que no pudieron recuperarse hasta hoy. Sin embargo, no puede con la maquinaria electoral del PLN, del clientelismo y tradicionalismo arraigado en cientos de miles de costarricenses. La lucha apenas empezaba.

Desde entonces el voto PAC provino desde varios grupos electorales, siempre ha sido volátil y digno de llamarse un voto pensado. El clientelismo desapareció con este partido, aunque el PLN lo ha seguido usando para sus propios pantanos. Este es su segundo legado, que se aúna a que siempre ha tenido que esforzarse por presentarle a los costarricenses la mejor propuesta, el mejor candidato y los mejores cuadros.

El PAC cumplió 13 años el pasado 8 de diciembre y, como se puede ver, no hay superstición que valga, porque podría ser este año el que alcance por primera vez la cosecha de ser gobierno.

El PAC viene a enriquecer la democracia -su tercer legado importante- porque abre el abanico de opciones electorales; abre la mente de las personas y los pone a hurgar un poco más en sus posibilidades políticas, en sus posibilidades para votar. Y principalmente, en la ilusión por adecentar al país en contra de la política tradicional que se cocina en la vulgar repartición en piñata de los beneficios del Estado para unos pocos. Desde los bonos hasta los contratos multimillonarios se se han movido políticamente y eso pervierte la política. La credibilidad y legitimidad del sistema político es socavada y ya nadie quiere saber de ese "montón de ladrones". Los empresarios se convierten en políticos para pujar por su tajada, y desaparecen los estadistas. La clase alta y empresarial del país se adueña del Estado y hace con él lo que quiere, principalmente desde el PLN y el PUSC. El ML viene a continuar esa repartición de cuotas, pero desde una vitrina ideológicamente radical.

El PAC llega para abrir la política al ciudadano común, para crear mecanismos de participación ciudadana y permitir a cualquiera, sin distingo de la plata que pueda o no dar a la campaña, de ser digno de voto y preferencia ciudadana. Por primera vez en mucho tiempo, los pobres pueden también pujar por el poder y por sus intereses, y no necesitan presentar sus chequeras, sino ideas, trabajo y honestidad a prueba; su cuarto legado en la lista.

Este país le debe al PAC no solamente una transformación en la forma de hacer, sentir y pensar la política, sino además la creación de un paradigma de decencia que está salvando al país de las garras de la corrupción. La ética PAC -mito y burla para muchos vivillos-, por su propio peso ha venido a conformarse en su quinto legado al país.


Cuando Luis Guillermo Solís planteó hace poco que no se aliaría con partidos políticos, sino con sectores muchos quedamos impresionados y sorprendidos. Habló el politólogo e historiador de hacer alianzas con sectores, sin cuotas de poder, sin negociaciones de espaldas a la gente, y así ha sido. Otro legado, el sexto, significativo y que retrata cómo este partido innova, se revitaliza y refuerza la democracia, esa democracia de los grupos de presión e interés, donde no solo los partidos tienen representación y voz, sino también los sectores que componen al país. Es una democracia más amplia, más versátil, más dinámica.

De ganar las elecciones, el PAC podrá también confirmar otro principio que ha sido legado de su propuesta, se trata de los principios de coherencia entre el decir y hacer, se trata de cumplir con un programa de gobierno y de realmente servirle a la gente y al Estado, y no servirse de él. Como oferta política, mientras tanto, este es el sétimo legado al país.

Por otra parte, el PAC ha generado una escuela política que ha calado en cada ciudadano, poco a poco, durante más de 2 lustros. Este octavo legado le ha enseñado a la gente que la política es participación, que ella es parte de la política y sin ella no se puede, que comprar una camiseta o una bandera es el inicio de mi servicio al país, a la política y al futuro; que no se trata de llegar a pedirle a los partidos y al gobierno, que se trata de llegar a pedir participación, a preguntar ¿en qué puedo ser útil para que el partido haga su mejor trabajo?

La gente ha aprendido también que la austeridad es parte de lo que debe hacerse por este país. Que no es solo una palabra rara, sino que se trata de no gastar todo el dinero habido para campaña, de usar solamente la mitad, aunque eso restara votos. Fue un sacrificio educativo, un ejemplo para el futuro, que muchos no podían entender, muchos otros no podían defender y que para algunos incluso fue motivo de mofa. Había que dar el ejemplo, desde el no usar los autos de la Asamblea, hasta el no gastar la mitad de la deuda política. Y luego vendrían los frutos, y los frutos son ese cúmulo de costarricenses que no dan su voto como un cheque en blanco, que lo piensan y, finalmente, lo ceden a quien les ha demostrado cosas que valen la pena. El pensar la austeridad como parte de un país que no es rico, pero puede lograrlo, es indudablemente el noveno legado.

Ese es el PAC que imaginé hace 13 años, el que he visto y el que persiste, el que se ha mantenido consistente, como un canal para la incorporación de los mejores y los más decentes en la construcción de una nueva política para Costa Rica, donde rescatar al país será posible. Es el PAC que me devolvió la ilusión en la Ciencia Política como la disciplina para servirle al pueblo, para construir sociedades mejores, progresistas, solidarias y sostenibles. No es perfecto, es humano, tiene vacíos y tiene errores, pero es nuestro y podemos aprovecharlo.

#MivotoesPAC por esas razones, pero además porque este no es solamente un partido político, es un movimiento por la dignidad histórica de Costa Rica. Y el próximo 6 de abril este movimiento podrá realizar como merece, la cosecha de esa siembra que ha ido realizando en cada costarricense.

1 comentario:

Marlen Montero dijo...

Me encantó su post. Es refrescante y me sentí totalmente identificada con lo que usted plantea, especialmente con esa devolución de la esperanza. Gracias por compartirlo, Geovanny.

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